“El Papa nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homófobos y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos por el uso de un término referido por otra persona”. De esta manera ha respondido esta tarde el Vaticano a las palabras virales de Francisco con las que invitaba a los obispos italianos a no aceptar en los seminarios a candidatos gais porque ya hay “demasiado ‘mariconeo’ en algunos”.
En el comunicado lanzado por la Sala de Prensa de la Santa Sede se detalla que Jorge Mario Bergoglio está al tanto de las noticias publicadas sobre su reunión, a puerta cerrada, con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana. Por ello, repite una vez más que “¡en la Iglesia hay lugar para todos, para todos! Nadie sobra, hay sitio para todos. Tal como somos, todos nosotros”.
La realidad es que La Repubblica adelantaba ayer el comentario del Pontífice en la reunión mantenida el 20 de mayo cuyo contenido no suele trascender a menos que alguno de los presentes dé detalles de los mismos.
Il Corriere della Sera, por su parte, recoge esta misma frase y relata cómo fue recibida por su auditorio con “risas incrédulas”, en tanto que “era evidente que el Papa no era consciente de lo ofensiva que resulta esa palabra en italiano”. “Lo dijo a su manera”, recoge el periódico citando a quienes estaban presentes en la reunión.
De hecho, la palabra que habría sido utilizada por el Obispo de Roma fue “frociaggine” que, en el contexto de la frase, en castellano se traduce como “mariconeo”. Sin embargo, el matiz en italiano, más allá de la coloquialidad en español, tendría un sentido algo más peyorativo.
En cualquier caso, para aclarar el marco en el que Francisco dejó caer este comentario, los testigos subrayan que, durante su alocución habría reiterado la necesidad de acoger a todos. Eso sí, desde el respeto instó a no admitir a estos candidatos, algo que ha expresado en ocasiones anteriores.
Esta postura de Francisco, más allá del comentario, va en la línea de la praxis y la normativa de la Iglesia al respecto. Así lo establece la Instrucción elaborada por el Vaticano en 2005 y confirmada por él mismo en 2016. “La Iglesia no puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay”, puede leerse en el texto.
Ahora bien, la ‘Ratio’ elaborada por los obispos para sus seminarios –aún no aprobada definitivamente– recogía la posibilidad de que un homosexual puede ser admitido siempre que dé garantías, como un heterosexual, de saber cómo vivir el celibato sacerdotal, según recogen los propios medios italianos. Pero parece que el Papa no estaría de acuerdo con esta puerta abierta por los prelados transalpinos.