“Llamados a ser artífices de paz. Un enfoque católico del control de armas y el desarme”. Este es el título del completo documento aprobado por la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales sobre armamento, producción bélica y nuevas tecnologías de la muerte. La propuesta de los obispos del Departamento de Asuntos Internacionales invita a una reflexión sobre la tecnología armamentística y a las cuestiones éticas que esta plantea. A la vez que piden al gobierno británico “que abandone su arsenal nuclear y trabaje por el desarme multilateral”, los obispos tratan cuestiones como los robots asesinos y el desarme.
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Un desafío
Defender la causa del desarme mundial, en sintonía con el papa Francisco, es “un gran desafío para la Iglesia católica de Inglaterra y Gales”, señalan, ya que el Reino Unido posee armas nucleares “y es también uno de los exportadores más importantes de armas convencionales, a la vanguardia del desarrollo de nuevas tecnologías que cambiarán la forma en que se libran las guerras”. Por ello, confían que el “documento ayude a los católicos de Inglaterra y Gales, así como a personas de otras religiones, a responder al desafío que supone la proliferación de armas”.
Tras repasar el magisterio al respecto, señalan que “la Iglesia ha pedido a menudo a los Estados poseedores de armas nucleares que abandonen este tipo de arsenal, y nuestros propios obispos han animado a varios gobiernos británicos a hacer lo mismo”, por lo que se hace un llamamiento para que los recursos económicos, políticos y sociales que se gastan en armas nucleares se destinen en su lugar al bien común universal.
La Iglesia, ratifican, está a “favor de un desarme general y completo” y reclaman “un fondo mundial para desviar las inversiones militares de la paz y el desarrollo humano integral y a poner fin al papel de este país en el comercio mundial de armas”. Además, recuerdan “la llamada de la Iglesia a emplear las tecnologías emergentes al servicio de la humanidad” ya que no hay que olvidar que “los problemas que plantean los sistemas tecnológicos preprogramados, incapaces de discernimiento moral en cuestiones de vida y muerte, están destinados a aumentar a medida que la tecnología robótica se hace más sofisticada”. En este sentido se impone el ejemplo de Jesús que, aun viviendo en una época muy violenta, aseguró un enfoque radicalmente alternativo, construido sobre el amor incondicional de Dios y la no violencia, para animar a los católicos a promover una cultura de paz.