La red que reúne a 60 entidades de congregaciones religiosas femeninas de todo el mundo celebra su segunda asamblea general
Más de 150 delegados de 91 países distintos se han reunido en Roma del 18 al 24 de mayo en la asamblea general de Talitha Kum, la segunda desde que hace quince años se formara esta red de 60 entidades contra la trata de personal surgidas en el seno de la Unión Internacional de Superioras Generales, la UISG. “Caminando juntos para poner fin a la Trata de Personas: Compasión en acción para la transformación” ha sido el lema que ha impulsado esta asamblea.
Los participantes han revisado las tres prioridades de la primera asamblea, celebrada en 2019, y actualizado la situación de la trata en los últimos cinco años, “marcados por la aceleración del cambio, la intensa globalización, el aumento de la migración, el potencial crecimiento del uso de la tecnología, el devastador impacto del cambio climático, los restos del COVID-19 y los conflictos que actualmente surgen en muchas partes de nuestro mundo”. Por ello han marcado tres objetivos de cara al próximo quinquenio y han recibido un mensaje del papa Francisco ya que la audiencia tuvo que ser anulada.
Por ello, la asamblea se ha marcado como nueva prioridad el “cambio sistémico ante las nuevas vulnerabilidades” para “desmantelar los complejos sistemas que hacen posible que la trata de personas siga creciendo, mediante medidas concretas de transformación social, económica, cultural y política”. Para ello se quiere impulsar el papel de mujeres, niños y jóvenes “para lograr sociedades más justas y equitativas”, desarrollar las estrategias educativas, luchar penalmente contra los traficantes o “abordar de manera eficaz los factores de la migración y el desplazamiento” desde la protección a las personas.
La segunda prioridad es adoptar un enfoque integral “centrado en los supervivientes” de la trata a largo plazo, para lograr “susanación integral y su florecimiento a una vida nueva, caminando juntos con dignidad y empatía”. La escucha, el cuidado, los espacios seguros, el apoyo psicológico y jurídico… son algunos medios para evidenciar este compromiso, según se recoge en la declaración final. De hecho, por la asamblea han pasado algunas de las víctimas como la joven keniata de 29 años Akinyi Pauline Juma, madre de tres hijos de9, 6 e 2 años que fue víctima de explotación sexual entre los 16 y los 19 años hasta que fue obligada a casarse con un marido violento pudiendo escaparse a los 24 años y fundando después una red de apoyo que en los últimos cinco años ha ayudado a 225 personas. También se han presentado sugerentes proyectos desarrollados por equipos de jóvenes en lugares como Albania, Canadá, Nueva Zelanda, India, Japón, Colombia, Brasil o Zimbabwe.
La última prioridad marcada en esta asamblea es la de “ampliar la colaboración y las asociaciones” que forman parte de Talitha Kum –si bien en 793.000 personas fueron acogidas en algún programa de estas entidades en 2023–. Por ello, más allá del núcleo fundacional de religiosas esperan colaborar con laicos y también “con los líderes de Iglesia, otras religiones y confesiones cristianas, mujeres, hombres y jóvenes de buena voluntad”. Juntos podrán responder mejor a una sensibilización que combata la indiferencia ante el problema de la trata, compartir prácticas o recursos, o rezar por el fin de la trata. Y es que, concluyen, “juntas y juntos, nuestras acciones tienen el poder de transformar vidas con compasión, hacia un mundo libre de trata de personas”.