Como comisario pontificio, Mario Iceta tiene “poder total” sobre el monasterio y sus bienes, por encima de la abadesa que hoy concluía su mandato
La Iglesia, de Burgos a Roma y viceversa, reaccionan ante la crisis abierta después de que las clarisas de Belorado decidieran abandonar la Iglesia católica, tal y como lo anunciaron el pasado 13 de mayo. Para ello, la Santa Sede ha designado comisario pontificio al arzobispo de Burgos, Mario Iceta. O lo que es lo mismo, el prelado tiene ya más autoridad que la propia abadesa, tanto sobre la comunidad como sobre las propiedades de las monjas cismáticas, esto es, el convento de Belorado en el que residen; Orduña, con un contrato de compra a las clarisas de Vitoria; y Derio, que querían vender.
Así, como comisario pontificio, la primera decisión adoptada por Mario Iceta es la expulsión de las instalaciones del monasterio del falso obispo excomulgado Pablo de Rojas y de su portavoz José Ceacero, que se presenta como sacerdote.
De hecho, a última hora de la tarde del martes 28 de mayo, se remitió un burofax a Sor Isabel comunicándole la finalización de su mandato que expira hoy, así como el nombramiento del Iceta “con efectos inmediatos”. De la misma manera , tal y como reza el comunicado emitido por Burgos, se prohíbe “expresamente el acceso y permanencia en los monasterios y todos sus inmuebles” a Rojas y Ceacero.
“De momento, no hemos recibido respuesta alguna. A estas personas que no son católicas se les conmina a que no permanezcan en este lugar”, expuso hoy el arzobispo de Burgos. En caso de no tener eco alguno, anunció que serán los abogados que trabajan para la archidiócesis los encargados de comunicarles que no deben estar en el recinto monástico. En paralelo, confirmó que, de momento, no hay “ni sospecha ni indicio” de enajenación de propiedades de las monjas, sean los edificios o las obras de arte.
Mario Iceta ha explicado hoy todo este proceso en una rueda de prensa en la que también han participado dos clarisas -la madre Javier Soto, presidenta de la Federación de las Hermanas Clarisas de Ntra. Sra. de Aránzazu y Carmen Ruiz OSC, secretaria de la Federación-, además de Donato Miguel Gómez Arce, vicario judicial de la archidiócesis de Burgos, y Rodrigo Saiz García, director del Departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos.
La decisión del comisariado se toma después de que la Federación de Clarisas solicitara ayuda a la Santa Sede. Pero, ¿qué significa ser comisario pontificio? El Vaticano le otorga al arzobispo de Burgos todos los derechos y deberes que el Derecho universal de la Iglesia y el Derecho propio del Instituto atribuyen al Superior Mayor y a su Consejo, incluida la representación legal en el ámbito civil.
Tal y como expresó el vicario judicial de la archidiócesis de Burgos, Donato Miguel Gómez Arce, Iceta contará con “poder total” sobre el convento “con todas las competencias y las atribuciones” en lo que se refiere a “la toma de decisiones tanto en la administración como en las propias labores religiosas”. “Es el que tiene el poder para llevar la organización y asume todas las competencias porque son encargadas por la Santa Sede”, detalló Gómez Arce. En cualquier caso, más allá de la autoridad que ahora posee, el vicario apostó por el “camino de diálogo, de vuelta a casa, siempre con una actitud de misericordia”.
Iceta explicó que, si bien se trata de una designación “unipersonal”, está afrontando esta crisis “de manera colegiada”. De hecho, ha creado una comisión gestora en la que participan los presentes en la comparecencia pública de hoy, además de contar con los abogados necesarios en las diferentes áreas que pueden necesitarse: civil, fiscal o penal. “Si se preguntan si vamos a aplicar alguna medida de fuerza desde el punto de vista judicial, nos lo irá diciendo el tiempo”, aclaró Miguel Rodrigo, que insistió en que “vamos a ir paso a paso”.
“Queremos actuar con prudencia y delicadeza y esperamos que esta situación pueda revertirse para buscar el mayor bien posible, siempre con las puertas abiertas a poder subsanar esta situación dolorosa”, explicó el arzobispo de Burgos, que descartó tomar medidas coercitivas inmediatas hacia las monjas: “No tenemos prisa ni hay un timming establecido”.
De hecho, el arzobispo no ceja en su empeño de abrir cauces de diálogo con cada una de las religiosas para conocer su parecer. “No hay un camino preestablecido, se irán tomando las decisiones menos lesivas para todos”, insistió.
Es más, a pesar de ser el comisario pontificio, expuso abiertamente que “el interlocutor no tengo por qué ser yo o la madre federal, sino cualquier otro sacerdote, por ejemplo, el vicario para la vida consagrada, que tiene una relación excelente con ellas”.
En este tiempo, Iceta ha viajado a Roma para “informar puntalmente”, tanto al Dicasterio para la Vida Consagrada como al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, si bien reconoce que “no me he entrevistado con el Papa”.
Preguntado por el estado en el que se encuentras las hermanas más ancianas de Belorado y su capacidad para decidir con libertad el abandono de la Iglesia, Iceta apuntó que “hará falta una evaluación psicológica”. Con relación a una posible pérdida de facultades, expresó que “no sé concretamente cuál es su estado ni puedo asegurar un estado cognitivo concreto de cada una de ellas”. “El estado de las monjas es lo que más me ocupa y me preocupa”, apostilló Iceta.
Durante su intervención, la hermana Javier expuso cómo hasta hace poco “no tuve sospecha de nada”, en relación al cisma provocado por las monjas de Belorado. Es más, confesó que tenía “una relación excelente” con la abadesa: “Hemos sido muy amigas, hemos hechos muchos viajes y siempre me han recibido bien”. “Cuando empecé de presidenta hace siete años no vi nada, es más era una comunidad con buenas vocaciones y algunas muy bien preparadas académicamente”, elogió la presidenta de la federación a las clarisas burgalesas. Eso sí, en cuanto “alguna cosa empecé a ver, hablé con don Mario, porque la relación conmigo se enfrió de una manera un poco extraña”. Eso sí, sentenció que “no puedo decir que haya visto cosas raras”.
Por su parte, sor Carmen manifestó que todo lo que está pasando es una situación “muy dolorosa”, a la vez que apreció que “nos hemos sentido acompañadas y ayudadas”. “Es una cosa nueva y nunca hemos vivido unas circunstancias parecidas”, añadió.
En otro momento de su alocución, el arzobispo desmintió que las clarisas de Belorado no hayan protegido los edificios y las obras de arte que custodian: “Me consta que las hermanas siempre cuidaron muy bien el patrimonio y han sido muy responsables”. Sobre el criadero de perros de las religiosas, reconoció que “no tenía constancia” hasta que llegó hace poco tiempo un aviso “a través del canal ético de la diócesis”.
En este sentido, Mario Iceta reivindicó la entrega de todas las religiosas contemplativas en tanto que “hacen un esfuerzo titánico por mantener unos edificios costosos”. “Ellas son muy sacrificadas, me consta que siempre han trabajado mucho y bien, y haciendo obras de caridad”, remarcó. Y completó: “Rompo una lanza por ellas y por todos los monasterios porque son vidas muy sacrificadas y austeras”.
Sobre el estado en el que se encuentra sor María Amparo, la única monja disidente del convento cismático, el arzobispo confirmó que se ha trasladado al convento de las clarisas de Vitoria. “Se encuentra tranquila y bien”, aseveró. La madre Javier añadió que “se encuentra muy bien”, y sor Carmen completó que está “integrada en la comunidad”.
Ante los insultos proferidos en estos días por José Ceacero, el arzobispo de Burgos comentó que “rezo muchos padresnuestros y perdono al que me ofende”. “Nunca entraré a contestar ofensas personales ni a defenderme”, expuso, a la vez que dejó caer que “siempre plantearé sobre la mesa hechos constatables y demostrables, nunca entraré en un diálogo de descalificaciones”. Eso sí, expuso que “eso no quita para que todo esto se incorpore en las investigaciones que hacemos”, incluyendo la posibilidad de que “puedan devengarse responsabilidades penales”.