El cardenal antillano Kelvin Edward Felix, arzobispo emérito de Castries en la Isla de Santa Lucía, falleció este 30 de mayo a los 91 años.
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Nació en Roseau, capital de Dominica, el 15 de febrero de 1993. Fue el primer sacerdote diocesano de esta isla en las Antillas Menores tras ordenarse un 8 de abril de 1956. En 1981, fue ordenado arzobispo de Castries, desde entonces desempeñó importantes roles.
Además fue integrante del primer grupo de prelados que Francisco creó como cardenales en 2014. Así entonces Edward, sin derecho a voto, recibió a sus 81 años esta dignidad junto a otros cinco latinoamericanos.
Entre sus encargos como obispo destacan: presidente de la Conferencia de Iglesias del Caribe, presidente de la Conferencia Episcopal de las Antillas y administrador apostólico de la diócesis de Bridgetown, en Barbados.
Vida académica
El purpurado, incardinado en su natal Dominica, viaja en 1963 a Canadá, donde estudia educación en la Universidad San Francisco Javier en Nueva Escocia. Luego se trasladó a EE.UU para estudiar una maestría en sociología y antropología en la Universidad de Notre Dame.
En su estancia por Inglaterra trabajó en favor de la comunidad inmigrante de Dominica. También fue docente en el Seminario de St. John Vianney y profesor de Sociología en la Universidad de las Indias Occidentales de San Agustín.
En 2008, renunció por límite de edad tras cumplir los 75 años como establece el derecho canónico. Fue miembro del Pontificio Consejo para la Familia del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Solidaridad latinoamericana
Desde el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) han suscrito una nota luctuosa y de solidaridad con sus hermanos de las Antillas, dirigida a su presidente y arzobispo de Castries, Gabriel Malzaire.
“Nos unimos al dolor de la comunidad de la cual ha sido padre y pastor y en especial a su familia, a quienes le pedimos haga extensiva nuestras sentidas condolencias ante esta sensible pérdida”, detalla la misiva suscrita por Jaime Spengler, presidente del Celam.
Elevaron sus oraciones por el eterno descanso del purpurado y reconocieron “el extenso y fructífero ministerio episcopal del Cardenal Felix, durante más de 40 años, por su testimonio de vida, vocación de servicio y entrega en bien del Pueblo de Dios y del Reino”.
