‘¡Lázaro, sal fuera!’. Así se titula el nuevo libro del jesuita James Martin, y que, con prefacio del papa Francisco, ha sido editado por la Libreria Editrice Vaticana. “Debemos estar muy agradecidos al padre James Martin, cuyos otros escritos también conozco y aprecio, por este nuevo libro suyo dedicado a lo que él llama ‘el mayor milagro de Jesús’: la historia de la resurrección de Lázaro”, comienza el Papa en sus palabras.
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Un texto, dice Francisco, en el que se vislumbra “la mirada de quien está enamorado de lo que es la Palabra de Dios, el relato de los hechos del Hijo de Dios, Jesús”. “La lectura de todos los argumentos y exámenes de biblistas que relata el padre Martin me ha hecho cuestionarme hasta qué punto somos capaces de acercarnos a la Escritura con el ‘hambre’ de quien sabe que esa palabra es verdadera y efectivamente la Palabra de Dios”, reconoce el Papa.
Además, subraya que en las páginas de este libro “vemos una verdad del cristianismo siempre actual y fecunda: el Evangelio es eterno y concreto, concierne tanto a nuestra vida interior como a la historia y a la vida cotidiana. Jesús no sólo habló de la vida eterna, sino que la dio”.
Al infinito
Lázaro, dice Francisco, “somos todos nosotros”. “El padre Martin, en este aspecto adherido a la tradición ignaciana, nos hace identificarnos con la historia de este amigo de Jesús”. “Jesús no tiene miedo de acercarse al pecador, a cualquier pecador, incluso al más impávido y descarado. Sólo tiene una preocupación: que nadie se pierda, que nadie pierda la oportunidad de sentir el abrazo amoroso de su Padre”, explica.
“Somos una semilínea, por utilizar una imagen geométrica: tenemos un punto de partida, nuestro nacimiento humano, pero nuestra vida está dedicada al infinito. Sí, al infinito. Y lo que la Escritura llama ‘vida eterna’ es esa vida que nos espera después de la muerte y que ya podemos tocar aquí cuando la vivimos no en el egoísmo que nos entristece, sino en el amor que ensancha nuestro corazón”, asevera Francisco. “Estamos hechos para la eternidad. Lázaro, gracias a estas páginas del padre Martin, es nuestro amigo. Y su resurrección nos lo recuerda y lo atestigua”.