¿En qué se parece el éxodo bíblico a la situación migratoria actual? El papa Francisco te lo explica

El papa Francisco con Pato, migrante

“Es posible ver en los emigrantes de nuestro tiempo, como en los de todas las épocas, una imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna”. Así comienza el papa Francisco su Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el 29 de septiembre bajo el lema ‘Dios camina con su pueblo’.



“Las dos imágenes ―la del éxodo bíblico y la de los migrantes― guardan ciertas similitudes”, señala el Pontífice. “Al igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo. Y así como los hebreos en el desierto, también los emigrantes encuentran muchos obstáculos en su camino: son probados por la sed y el hambre; se agotan por el trabajo y la enfermedad; se ven tentados por la desesperación”, agrega.

Para Jorge Mario Bergoglio, “la realidad fundamental del éxodo, de cada éxodo, es que Dios precede y acompaña el caminar de su pueblo y de todos sus hijos en cualquier tiempo y lugar”. “La presencia de Dios en medio del pueblo es una certeza de la historia de la salvación”, asevera.

Dios, ese compañero de viaje

Según explica el Papa, “muchos emigrantes experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desesperación. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración, confían sus esperanzas”.

“Imaginemos cuántas biblias, evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los emigrantes en sus viajes a través de desiertos, ríos y mares, y de las fronteras de todos los continentes”, continúa.

“Hagamos juntos ‘sínodo'”

Como pone de manifiesto Francisco, “Dios no solo camina ‘con’ su pueblo, sino también ‘en’ su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación”.

“Cada encuentro, a lo largo del camino, es una oportunidad para encontrar al Señor; y es una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús”, relata.

Por ello, en esta Jornada dedicada a los migrantes y refugiados, el Pontífice reclama a todos los cristianos a unirse en oración “por todos aquellos que han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas”. “Sintámonos en camino junto con ellos, hagamos juntos ‘sínodo'”, concluye.

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