Comillas y Oxfam denuncian la explotación laboral en el sector agrícola europeo

Un informe denuncia los abusos sistemáticos y generalizados cometidos en nueve países comunitarios

La agricultura industrial europea provoca la explotación sistemática y generalizada de trabajadoras y trabajadores migrantes. Esta es una de las conclusiones que arroja un nuevo informe publicado hoy por el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas y Oxfam Intermón titulado ‘Esenciales pero invisibles y explotados’. Y es que los 2,4 millones de personas migrantes que trabajan cosechando frutas y verduras en Europa suponen que al menos una de cada cuatro personas empleadas en el sector son desplazados.



Auténtica explotación

“Queremos exponer la parte más vulnerable de la industria agrícola europea, que tiene como núcleo la explotación y el incumplimiento de la legislación europea”, explica Carlos Ruiz, investigador de Oxfam Intermón y coautor del informe. “Las personas migrantes se han convertido en un elemento estructural de la cadena agroalimentaria, y eso significa que los abusos que sufren son igualmente estructurales”, apunta el autor a partir de los datos recogidos en nueve países comunitarios, salvándose solo Finlandia.

 En el informe se constata que las personas migrantes habitualmente reciben salarios inferiores al salario mínimo y las mujeres suelen recibir salarios más bajos. La investigación refleja, además, una crónica desigualdad de género: por ejemplo, en la región española de Huelva, la mitad de las mujeres participantes en las investigaciones analizadas afirmaron ganar menos que sus homólogos masculinos, mientras que, en Italia, las trabajadoras inmigrantes afirman ganar hasta un 30% menos que los hombres.

“Pese al rol estructural que cumplen los migrantes en el sostenimiento de la producción agroalimentaria europea, y que llevó tanto a los Estados como a la propia UE a declararles como trabajadores esenciales durante la pandemia, son un colectivo sometido sistemáticamente a lógicas de explotación”, afirma Yoan Molinero, investigador senior del IUEM-Comillas y coautor del informe. El informe concluye que los casos de abuso, incluido el abuso sexual, las técnicas de intimidación y la violencia en respuesta a las huelgas son comunes en el sector agroalimentario europeo. Los trabajadores con permisos temporales o en situación irregular enfrentan un mayor riesgo de explotación debido a su situación laboral precaria, siendo escandaloso que los jornaleros tailandeses que trabajan en Suecia hacen entre 12 y 19 horas seis días a la semana.

“La extrema precariedad de los alojamientos en los que estos trabajadores y trabajadoras residen revela la desidia por parte de empresarios y poderes públicos de hacerse cargo de las condiciones de vida de un colectivo invisibilizado” asegura Yoan Molinero. A esto se suma que los accidentes y lesiones son frecuentes debido a que los empleadores habitualmente no brindan la formación y el equipo de protección adecuados, especialmente en España e Italia.

Y todo ellos después de que se acabe de aprobar la directiva de Debida Diligencia que obliga a las empresas a respetar los derechos de personas y medio ambiente en toda la cadena de valor. Los líderes europeos ya no pueden ignorar la explotación que acecha en la industria agrícola y que se cuela en el carrito de compras de todos los europeos. Pero hay esperanza con la nueva legislación de la UE sobre cadenas de suministro: podría poner fin a la explotación, si los países europeos la transponen e implementan correctamente”, concluye Carlos Ruiz.

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