Entrevistas

Daniel Lorenzo: “Con Las Edades del Hombre en Santiago buscamos el abrazo al doliente”

El sacerdote y director general de la Fundación Catedral de Santiago es también comisario de la 27ª edición de la muestra de arte sacro





Desde su nacimiento en 1988 y a lo largo de 26 ediciones, Las Edades del Hombre siempre han apostado por “investigar, conservar y difundir el arte sacro de Castilla y León”. Siendo esas “sus raíces”, es evidente que la espiritualidad castellana marca “el carácter de la tierra” y “la identidad de un pueblo”. Un pueblo, por supuesto, en el que el Camino de Santiago es un pilar fundamental de su propio patrimonio. Lo que ha llevado a la Fundación Las Edades del Hombre, de cara a esta 27ª convocatoria, que tendrá lugar entre junio y noviembre bajo el epígrafe de ‘Hospitalitas’, ofrecer un modelo “inédito hasta el momento”.



Y es que “será la primera ocasión en la que dos comunidades autónomas compartan la muestra. Castilla y León y Galicia acogerán ‘Hospitalitas’ en lugares tan emblemáticos como lo son la iglesia de Santiago y la colegiata de Santa María, en Villafranca del Bierzo (León), y la catedral y el monasterio de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela”. Será así cómo, a lo largo de estos meses, Las Edades del Hombre se encarnen con toda su alma en “dos localidades, dos comunidades, dos territorios unidos por la fe, por la devoción y por un patrimonio que establece vínculos fraternales a través de una esencia: el Camino de Santiago”.

Algo “providencial”

No será la primera vez que la muestra de arte sacro salga de Castilla y León, pues, de hecho, ya ha estado presente, fuera de nuestro país, en Amberes y Nueva York. Pero sí es significativa esa apuesta por dos sedes conjuntas y, más en concreto, por el torrente espiritual que late en el Camino de Santiago. Algo que enorgullece al sacerdote Daniel Lorenzo, comisario de la muestra y director general de la Fundación Catedral de Santiago. Como expone a Vida Nueva tras la presentación de la edición, el 24 de mayo, en Santiago (después de un primer acto en Villafranca del Bierzo, el día 15 de mayo), estamos ante algo “providencial”.

Y es que se fraguó “de un modo coloquial, al coincidir los presidentes de Catilla y León y Galicia en una visita a la catedral compostelana. Alguien comentó el gran gesto que sería una edición de la muestra con una sede compartida y, de esa primera idea, enseguida surgió un grupo de trabajo con todas las entidades concernidas, en el ámbito cultural, en el eclesial y en el administrativo. Desde el primer minuto, todo fluyó con naturalidad y con una perfecta consonancia entre todos”.

Ideas y propuestas

Para Lorenzo, que estos meses ha trabajado con un grupo de expertos (“en materias como la Historia, el Arte o la Archivística”), ha sido especial ver “cómo iban surgiendo ideas y propuestas”, hasta llegar a las 170 obras, llegadas de distintas diócesis gallegas y castellano-leonesas (pero también de Cataluña o Francia), que albergarán los dos templos compostelanos.

Un alud humano y espiritual que el sacerdote ve recogido en el subtítulo de la edición: “La gracia del encuentro”. De hecho, la esencia del Camino “es ese plus que ofrece la hospitalidad. Es un abrazo al doliente, al peregrino que tiene necesidad de acogida y alimento espiritual. Algo que trasladan algunas de las imágenes de la muestra. Muy vinculadas al hospital, aunque a veces puedan parecer rudas o adustas, esconden una belleza en la que nos encontramos con la propia entrega de Cristo por nosotros”.

Otro tipo de peregrinos

Durante todo el año, “en la catedral ofrecemos acogida y acompañamiento a los peregrinos, que han culminado la meta del Camino. Los que han vivido una experiencia auténtica se nos muestran como ‘sabios’ que han comprendido la importancia con los otros y con el Otro. Gracias a la muestra, tendremos la oportunidad de abrazar a otro tipo de peregrinos. Serán encuentros marcados por el arte y la belleza, por una búsqueda que emana de piezas que absorben esa espiritualidad doliente e interpelan al que, ante ellas, gracias a su carga de fe, vida y humanidad, puede llegar a llorar”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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