El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha desvelado este mediodía que “la Iglesia de Madrid acogerá, a principios del próximo curso, un acto sencillo de reconocimiento a las víctimas de abusos”. Con este anuncio, el purpurado se adelanta al Defensor del Pueblo y cumple con una de las conclusiones del informe presentado el pasado mes de octubre, que solicitaba un acto público de reconocimiento a las víctimas.
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Cobo compartió esta convocatoria en la clausura del I Congreso Internacional Jordán, sobre los abusos de poder en la Iglesia organizado por la Compañía de Jesús. Tras tres días de encuentro, el cardenal expresó que el acto que se celebra a la vuelta de las vacaciones “no será el final de nada, sino un espacio de encuentro, reparación y testimonio que quiere responder a lo que las víctimas nos van diciendo”.
Seguir avanzando
Aunque no entró en detalles sobre este evento, sí apunto que será también un acto de oración en el que, “reconociendo nuestros errores, expresaremos que queremos seguir acompañando a las víctimas, poniéndolas en el centro de todo, teniéndolas como compañeras de camino, aprendiendo un poco más de ellas cada día, para poder seguir avanzando en una cultura del buen trato y del respeto dentro y fuera de la Iglesia”.
Con el proyecto Repara de acompañamiento, pilotado por el propio Cobo, subrayó que es necesario que hay que poner a las víctimas “propias y ajenas” en el centro: “El clamor de las víctimas que están en una Iglesia que un día no supo protegerlas, pero que tiene la gravísima responsabilidad de contribuir a su sanación”. “Ellas forman parte de nuestro rebaño, incluso aun cuando no quieran saber nada de él”, remarcó.
El dolor importa
Así, defendió la apuesta de la Iglesia española por una reparación integral: “Es una concepción no burocrática ni defensçista de la atención a las víctimas. Lo que importa es el dolor de la persona y cómo aliviarlo, denuncie o no denuncie, esté prescrito o no el delito, haya fallecido o no su presunto autor”.
Durante su alocución, hizo un llamamiento a los participantes en el congreso a “reflexionar y hacer examen de conciencia” del pasado y del presente de esta lacra para subrayar “el respeto al dolor de los supervivientes” que lleva a “darles vuelta a todas las formas de abuso, incluidas las más sutiles formas de ejercicio errado del poder que se adentran en la oscuridad de ese abismo que es siempre la conciencia”. Por eso, destacó que “no debemos tener miedo a la verdad, aunque duela”, a la par que “barrer con coherencia y rigor nuestra propia ‘Casa’”.
Sin parar
“No nos podemos quedar detenidos porque hemos avanzado mucho pero no nos podemos parar”, compartió. “Barramos nuestra casa para ser creídos y creíbles, para no caer en el ‘y tú más'”, sentenció el purpurado.
En esta misma línea, alertó del “vecino abuso de poder”, que, a veces deviene en “abuso sexual, mediante la imposición de una espiritualidad manipuladora que consigue distorsionar el rostro de Dios y sus mediaciones eclesiales”. “Aún no sabemos el infinito dolor que hay escondido detrás de tanto silencio y repliegue personal”, apostilló.
Seria revisión
El tono del cardenal Cobo se endureció cuando reclamó “una seria revisión sobre el uso de la autoridad de los ministros, lideres y acompañantes” y determinadas “teologías y eclesiologías que facilitan formas despóticas de ejercicio ministerial”. “Revestirse indebidamente de la autoridad divina o ampararse en determinados ritos para esconder pretensiones ilegítimas es una forma pecaminosa de suplantación del nombre de Dios”, sentenció.
En su intervención, hizo especial hincapié “en otras formas terribles de abuso” en las que “no se toma el nombre de Dios en vano, ni se juega a confundir la voluntad de Dios con la lascivia del agresor”. “En el misticismo perverso o pseudo-misticismo esta distorsión llega a violentar a la víctima hasta límites insospechados y acaba cosificándola”, remarcó. Por ello, instó a los responsables eclesiales a acometer una “seria revisión sobre el uso de la autoridad de los ministros, lideres y acompañantes”. “Como dice el papa Francisco, detrás de esto está el demonio, es un mal profundo”, añadió. A la par, no dudó en reconocer que “la mayoría de los curas, religiosos y religiosas y agentes de pastoral desarrollan su tarea con generosidad y honradez”.
Por otro lado, frente a “los vaivenes populistas”, también incidió en la necesidad de promover “la recuperación y reintegración social de los victimarios”.