El Papa ha celebrado un acto por el décimo aniversario de su encuentro en el Vaticano con el presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, y el presidente de la autoridad palestina, Mahmoud Abbas
El 7 de junio de 2014, el entonces presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, y el presidente de la autoridad palestina, Mahmoud Abbas, aceptaron la invitación del papa Francisco de ir al Vaticano a implorar a Dios por el don de la paz. Hoy, inmersa la región en una guerra que ya ha dejado a más de 35.000 muertos en Palestina, el Papa vuelve a rezar por la paz. Esta vez, sin autoridades que le acompañen.
“Pocas semanas antes había peregrinado a Tierra Santa y precisamente allí había expresado el gran deseo de que los dos se encontraran para realizar un gesto significativo e histórico de diálogo y de paz”, ha explicado el Pontífice en un acto conmemorativo de este encuentro, celebrado hoy. “Guardo en mi corazón mucha gratitud al Señor por ese día, mientras conservo el recuerdo de aquel emotivo abrazo que se dieron los dos presidentes, también en presencia de Su Santidad Bartolomé I, Patriarca Ecuménico, y de los representantes de las comunidades cristianas, judías y musulmanas de Jerusalén”, ha recordado.
“Hoy es importante hacer memoria de ese acontecimiento, de manera especial a la luz de lo que lamentablemente está sucediendo en Israel y en Palestina”, ha señalado el Papa. “Desde hace meses asistimos a una creciente estela de hostilidad y vemos morir ante nuestros ojos a tantos inocentes. Todo este sufrimiento, la brutalidad de la guerra, las violencias que esta desencadena y el odio que siembra también en las generaciones futuras deberían convencernos de que ‘toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal'”.
Por este motivo, Francisco ha apuntado que, “en lugar de hacernos ilusiones de que la guerra pueda resolver los problemas y llevar a la paz, debemos ser críticos y vigilantes respecto a una ideología hoy lamentablemente dominante, según la cual ‘el conflicto, la violencia y las rupturas son parte del funcionamiento normal de una sociedad'”. Están en juego siempre las luchas de poder entre los diferentes grupos sociales, los intereses económicos partidistas, los malabares políticos internacionales que apuntan a una paz aparente, huyendo de los problemas reales.
En cambio, tal como ha subrayado el Papa, “en un tiempo marcado por trágicos conflictos, se necesita un renovado compromiso para construir un mundo pacífico. A todos, creyentes y personas de buena voluntad, quisiera decirles, ¡no dejemos de soñar con la paz ni de construir relaciones de paz!”.
“Cada día rezo para que esta guerra termine”, ha reconocido. “Pienso en todos los que sufren, en Israel y Palestina, en los cristianos, los judíos y los musulmanes. Pienso en la urgencia de que desde los escombros de Gaza se tome por fin la decisión de detener las armas y, por ello, pido un alto el fuego. Pienso en los familiares y rehenes israelíes y pido que sean liberados lo antes posible. Pienso en la población palestina y pido que esté protegida y reciba toda la ayuda humanitaria necesaria. Pienso en todos los desplazados por los combates, y pido que sus casas sean pronto reconstruidas para que puedan volver en paz. Pienso también en los palestinos e israelíes de buena voluntad que, entre lágrimas y sufrimientos, no dejan de aguardar con esperanza la llegada de un día nuevo”.
“Todos debemos trabajar y comprometernos para que se alcance una paz duradera, donde el Estado de Palestina y el Estado de Israel puedan vivir uno al lado del otro, derribando los muros de la enemistad y del odio; todos debemos preocuparnos por Jerusalén, para que se convierta en la ciudad del encuentro fraterno entre cristianos, judíos y musulmanes, tutelada por un estatuto especial garantizado a nivel internacional”, ha insistido.