Avivar la fe, la esperanza y la caridad es el principal objetivo en el período de preparación a su celebración el próximo año
Para el obispo de Rancagua, Guillermo Vera, “sin duda, es un motivo de gran alegría celebrar el centenario de la diócesis. Se trata de una diócesis que tiene una muy larga trayectoria, desde 1550 cuando empezó a predicarse el evangelio en esta tierra fecunda para acoger el mensaje de los misioneros que han acompañado a las comunidades”.
Rancagua es una de las 7 diócesis chilenas que en 2025 celebrarán 100 años de su creación. Fue con ocasión de la aprobación y promulgación de la nueva Constitución Política del país, en 1925, que introduce el régimen de separación entre Iglesia y Estado, cuando la Santa Sede redujo el tamaño de dos grandes diócesis, desmembrando de ellas territorios para crear las nuevas.
A un mes de promulgada la Constitución, el 18 de octubre de 1925, el Papa Pío XI, mediante la bula ‘Apostolici muneris ratio¡, separa del Arzobispado de Santiago, 4 nuevas diócesis: San Felipe de Aconcagua, Valparaíso, Rancagua y Talca; y la bula ‘Notabiliter aucto’, separa del Arzobispado de Concepción otras 3: Chillán, Linares y Temuco.
El entonces presidente de la República, Arturo Alessandri, había expresado repetidamente su aspiración a separar la Iglesia y el Estado, especialmente en sus mensajes presidenciales en los años anteriores, y formó una subcomisión para abordar el tema. El arzobispo de Santiago, Crescente Errázuriz, tuvo importante participación en las discusiones para alcanzar los acuerdos en Chile y en las gestiones en la Santa Sede que hicieron posible llegar a la renovación de la administración territorial de la Iglesia en Chile.
En camino al centenario cada diócesis ha diseñado su propio programa acorde a sus características. Sin embargo, muestran en común el afán de que este tiempo de preparación fortalezca a la iglesia local en su espíritu misionero, en su participación eclesial hacia una mejor y mayor sinodalidad, en su solidaridad con la sociedad de la que son fermento.
Las diócesis han constituido una comisión central para el centenario en la que se articulan iniciativas y se programan las actividades. Algunos de esos programas destacan las raíces de la evangelización en la diócesis, como edificios patrimoniales y tradiciones religiosas que se mantienen en la diócesis de Linares; o la persistente labor evangelizadora en la diócesis de Temuco, territorio central del pueblo mapuche.
El obispo Vera, de Rancagua, diócesis vecina al sur de Santiago, expresa su deseo de que este centenario se viva con “una memoria agradecida y en una proyección de una iglesia cada vez más misionera, fraterna, solidaria, que viva con alegría su fe y que quiera ser cada día más fiel a Jesucristo y responder a las necesidades que presentan estos tiempos nuevos en los que el Señor quiere acercarse a cada persona llevando su mensaje de salvación, sanado heridas y alentando así sus vidas”.
Para el obispo de Rancagua este es un tiempo que podrá contribuir a fortalecer el compromiso y la participación en la Iglesia, al tiempo que acoger la invitación “del papa Francisco, sin duda con aquella lucidez que ha tenido, de una iglesia también cada vez más sinodal en la que todos nos sintamos comprometidos”.