La vacuna de Gil Tamayo ante el euroescepticismo: “Recuperar los valores espirituales”

El arzobispo de Granada plantea un compromiso de los cristianos con el continente que vaya más allá de las elecciones

El arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, hace suyos los sueños para Europa del papa Francisco. Así lo comparte en un  escrito hecho público hoy, en la jornada de reflexión previa a las elecciones al Parlamento Europeo. En su texto, reivindica la hoja de ruta para el viejo continente que el pontífice argentino estableció en 2016 cuando recibió el Premio Carlomagno de manos de Angela Merkel.



En aquel discurso, Francisco enumeró hasta ocho propuestas para una Europa que “joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida, porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida”. Así, Jorge Mario Bergoglio llegaba a afirmar: ”Sueño una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos“. En esta misma línea, Francisco apuntó: “Sueño una Europa, donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano”.

“Esto vale también para España, en la Europa Unida de la que formamos parte”, apostilla el arzobispo de Granada.

Virus populista

Al hilo de esta meditación, Gil Tamayo lamenta la “nefasta polarización”, los “tambores” guerra, así como “los recortes del gasto en políticas sociales” que atraviesa Europa. En esta encrucijada,  alerta del creciente “euroescepticismo vinculado a populismos nacionalistas”.

A la par, reivindica “las raíces culturales y religiosas del viejo continente”, en las que “la religión cristiana y con ella la dimensión trascendente de la persona, es uno de sus componentes esenciales”.

Por ello, propone a los católicos “la recuperación de los valores espirituales” para “la superación de las crisis personales y colectivas”. Para ello, propone “un claro fortalecimiento y manifestación de la propia identidad cristiana, una mayor toma de conciencia evangelizadora que fomente aún más la presencia coherente de los católicos en todos los ámbitos, desde el personal y familiar al espacio público y social”.

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