El pasado fin de semana, el diario El País destapaba una nueva trama de abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Surgía del testimonio de Aurelio Álvarez, quien, en 2023, denunció ante la Archidiócesis de Barcelona los abusos sexuales que había sufrido por parte del párroco José Mariné Jorba en la iglesia San Félix Africano, durante los años setenta.
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No fue el único. Mariné, fallecido en 2010 sin rendir cuentas, tuvo muchas más víctimas, niños y niñas monaguillos a los que este religioso, otros dos curas más y un seminarista agredían sexualmente en un piso al que acudían también otros adultos. Los hechos los confirmó un testigo clave, el vicario parroquial Pere Muñoz, quien, aunque “nunca vio nada”, sí podía imaginar que esos “retiros espirituales” podían tener algo irregular.
Ahora, en relación a la información publicada en el periódico, desde el Arzobispado de Barcelona han confirmado, por medio de un comunicado, que Álvarez, “víctima de abusos sexuales, presentó su denuncia el 28 de marzo de 2023 por unos hechos ocurridos a mediados de los años 70 contra Mn. Josep Mariné Jorba, párroco de la parroquia de San Félix Africano, de Barcelona”.
Los hechos según el Arzobispado
En el mismo momento en que el Álvarez presenta la denuncia, desde el Arzobispado de Barcelona “se le ofreció atención psicológica y espiritual. En un primer momento, es el propio Arzobispado quien contrata a una psicóloga”. Más tarde, y a requerimiento de la víctima, “se deriva el caso a una psicóloga que él mismo escoge, y se sigue asumiendo el coste íntegro del tratamiento”.
Tal como explica el arzobispado, tras la investigación necesaria, en el mes de abril de 2023, el Tribunal Eclesiástico de Barcelona remite un exhorto al Tribunal Eclesiástico de Cartagena (Murcia) para tomar declaración como testigo a Pere Muñoz, vicario de la parroquia de San Félix Africano en el momento de los hechos, ya que en 2023, Muñoz residía en una localidad de la diócesis de Cartagena.
“Aunque el encubrimiento no estaba previsto en el Derecho canónico aplicable a la época de los hechos, se considera que con su silencio había perjudicado gravemente a las víctimas, que la infracción era grave y que era necesaria una reparación”, apuntan.
Así, el pasado 14 de diciembre se dictó un decreto por el cual se impuso a Muñoz el remedio penal de reprensión acompañado de penitencia, la cual “consistía en que él mismo pidiera perdón por su omisión a través de un escrito dirigido al Sr. Aurelio Álvarez”. Con todo, “la avanzada edad y la enfermedad de Mn. Pere Muñoz impidieron la formalización por escrito del perdón al Sr. Aurelio Álvarez”. Muñoz falleció finalmente en mayo de 2024.
Por otro lado, si bien en el diario El País se señala que la Iglesia de Barcelona trató de ocultar la declaración de Muñoz a la víctima. Sin embargo, el arzobispado lo desmiente: “El Sr. Álvarez nos pide conocer exactamente qué declaró Mn. Aurelio Muñoz, y el 24 de mayo de 2024, fruto del absoluto compromiso con la transparencia por parte del Arzobispado de Barcelona, se le facilita la lectura de la declaración íntegra”. Después de esto, Álvarez “nos manifiesta su agradecimiento por haber podido leer este documento. La comunicación con el Sr. Álvarez ha sido fluida a lo largo de este año, tanto telefónicamente como por correo electrónico”.
“Finalmente, queremos afirmar nuevamente que estamos a la absoluta disposición del Sr. Aurelio Álvarez con el objetivo de que pueda reparar la profunda herida personal y espiritual que le provocó el abuso sexual que sufrió”, concluye el arzobispado. “Al mismo tiempo, reiteramos nuestra solicitud de perdón ante todas las posibles víctimas y las animamos a que comparezcan ante el Arzobispado de Barcelona y presenten su denuncia”.