Sostuvieron que con un 55% de pobreza y 18% de indigencia el problema de la comida no es ideológico o psicológico, ni se combate con relatos y redes
El Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de CABA y GBA dio a conocer una declaración bajo el título: ¡Con la comida, no!, e invitaron a una celebración eucarística que se hará por las mujeres que, diariamente, dan de comer a sus comunidades.
Para la realización de la misa eligieron las vísperas del Día de la Bandera, poniendo en el centro a tantas “abanderadas”, que priorizan el alimento de cada día.
“Todas las mañanas, cuando todavía está oscuro, se encienden luces tenues en nuestros comedores. Son las Madres de nuestra Patria que responden también a quien les dijo ‘tuve hambre y me diste de comer’”. Así se referían los curas villeros que destacaron el papel de estas mujeres de los barrios: son madres de sus hijos y de los del pasillo, las han aplaudido y homenajeado durante la pandemia, con sus manos cuidan el pan. En este sentido, afirmaron que se sienten en deuda con ellas.
Se refirieron a los problemas surgidos por la falta de entrega de alimentos que están en depósitos con vencimiento próximo, y con denuncias, por parte del gobierno, hacia muchos referentes sociales por irregularidades. “Nos duele que a muchas de estas doñas se las haya acusado de robar o vender los alimentos. Son ellas las que sufren el dolor de ver que no alcanza la comida de la olla. Varias veces repiten el milagro de la multiplicación de los panes. Son las que dan la cara cuando el Gobierno no entrega los alimentos”, dijeron.
Se cuestionaron qué pasó que de ensalzarlas en la pandemia se comenzó a humillarlas; quiénes cambiaron. ¿Nos hemos transformado en una sociedad que condena a tantas madres que dan vida?, se preguntaron. Ante este panorama, pidieron recapacitación, tanto al gobierno como al resto de los políticos, a los formadores de opinión, a los empresarios, a todos.
“Jamás imaginamos que tendríamos que seguir discutiendo sobre el reparto de comida. Es escandaloso. Nos duele mucho. ¡No es posible morirse de hambre en la tierra bendita del pan!”, aseveró el equipo de curas villeros.
Los curas que trabajan en los barrios populares comentaron que, como la bandera argentina flamea en todos los rincones de la Patria, no quieren que a ningún hermano le falte el pan. Y es tarea de todos, desde el lugar donde a cada uno esté. Y exhortaron: “Que nunca más haya que reclamar comida”. Agregaron que, por estar trabados en pelear por los alimentos no pueden avanzar en proyectos de verdadera inclusión.
“La cuestión va mucho más allá del galpón de alimentos”. Los curas sostuvieron que en un país con un 55% de pobreza y 18% de indigencia, no se puede seguir pensando en que el problema de la comida es psicológico o ideológico, ni se combate con relatos y redes. Los problemas de asistencia alimentaria deben acompañar la realidad y actualizarse con la inflación. Afirmaron: “Nos gustaría pensar que esto es ineptitud y que se quiera mejorar”.
Finalmente, pidieron que la Virgen Madre los cubra con su manto para que nadie quede afuera.
El próximo miércoles 18, a las 11, en el Santuario de la Virgen de Caacupé, en la localidad de La Matanza (provincia de Buenos Aires), Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, presidirá la Misa junto a las madres de la Patria.
También habrá misas con la misma intención en distintos lugares y horarios: