Guillermo Vera: “Mirando a la Cruz, también aprendamos a mirar a los hermanos crucificados que hay a nuestro lado”

El obispo de Rancagua, en Chile, conversa con Vida Nueva sobre la preparación al centenario de la diócesis

Siete diócesis chilenas celebrarán, el próximo año, el centenario de su creación. Cada una ha constituido un comité a cargo de articular las iniciativas y coordinar las actividades de preparación a esa celebración que tendrá características propias en cada diócesis.



Separación Iglesia – Estado

En 1925 se aprobó una nueva Constitución Política para el país, la que introdujo el régimen de separación entre Iglesia y Estado. A un mes de promulgada la Constitución, el 18 de octubre, el Papa Pío XI, mediante la bula ‘Apostolici muneris ratio’, separa del Arzobispado de Santiago, 4 nuevas diócesis: San FelipeValparaísoRancagua y Talca; y con la bula ‘Notabiliter aucto’, separa del Arzobispado de Concepción otras 3: Chillán, Linares y Temuco.

El obispo de Rancagua, Guillermo Vera Soto, conversa con Vida Nueva sobre los preparativos en su diócesis. Asumió esta iglesia local en 2021, habiendo sido consagrado obispo en 2003. Tiene 66 años y fue ordenado sacerdote, en 1982, para el clero de Santiago, pasando luego al clero de la nueva diócesis de Melipilla.

Tierra fecunda para acoger el mensaje

Afirma que se trata de una diócesis “que tiene una muy larga trayectoria, desde 1550 cuando empezó a predicarse el evangelio en esta tierra fecunda para acoger el mensaje de los misioneros”.

PREGUNTA.- ¿Qué espera de esta celebración?

RESPUESTA.- Un reavivamiento en la fe, que no quede solo en celebraciones que espero sean hermosas, en encuentros o actividades que son ciertamente significativos, sino que sea sobre todo avivamiento en la fe. Que sea un tiempo en que todos esperemos estar en gracia de Dios, podremos ganar el jubileo y eso implica buscar la gracia, la amistad del Señor, no por un momento, sino como algo constante en nuestra vida.

P.- ¿Y qué pide a las personas?

R.- Que cada creyente pueda sentir ese impulso a ser misionero, a anunciar a Jesucristo. Nosotros nos alegramos por la fe que tenemos y que hemos recibido de nuestros mayores. Esa fe es la que tenemos que entregar a las nuevas generaciones. Pido que esta comunidad diocesana sea cada vez más sinodal, más orante, más formada en la fe y más comprometida en el seguimiento de Jesucristo, el Señor.

P.- Se ha iniciado una actividad con la reliquia de la Santa Cruz…

R.- Esta Iglesia de la Santa Cruz de Rancagua está colocada bajo ese patrocinio, bajo el misterio de nuestra fe que es la cruz de nuestra salvación. En la iglesia catedral tenemos la alegría de contar con una reliquia de la Santa Cruz, autentificada, que en esta preparación al Centenario nos permite hacer esta peregrinación de la reliquia. Recorrerá nuestras parroquias, nuestras comunidades, y confiamos que será un momento de oración, de encuentro de las personas, junto a este tesoro que nos recuerda el misterio central de nuestra fe: que hemos sido salvados en la Cruz, por Jesucristo.

Animar la fe

P.- ¿Qué espera de esta actividad?

R.- Que esta visita anime la fe de nuestras comunidades, nos anime a mirar a Jesús y nos recuerde aquello de ‘mirar a aquel que ha sido traspasado’, como nos dice la Escritura. Y que, mirando a la Cruz, también aprendamos a mirar a los hermanos crucificados que hay a nuestro lado y en quienes el Señor quiere ser servido, amado, de manera especial. Por eso estamos muy esperanzados de que esta visita nos prepare para celebrar el centenario, pero que también nos recuerde lo que somos, cómo fuimos redimidos, en definitiva lo valiosos que somos a los ojos de Dios. Cada uno de nosotros vale el precio de la sangre de Cristo. Que eso nos anime también a saber mirar y considerar lo valioso de cada hermano y cada hermana a quienes debemos procurar servir. Esperamos que este peregrinar de la reliquia de la Santa Cruz sea tiempo de avivamiento de la fe, la esperanza y en la caridad.

P.- En Rancagua hay una profunda raíz de fe en la gente…

R.- Si, claro. Por eso al mirar con agradecimiento la historia de esta iglesia, este centenario es también una oportunidad para proyectarse al futuro. Siempre recuerdo a mis hermanos sacerdotes y a las comunidades que visito, que tenemos que ser muy agradecidos con la vida de fe que aún se mantiene en esta tierra y eso es un gran desafío: saber acompañar y cuidar esa identidad católica de muchísima de nuestra gente, de nuestras familias, de nuestras comunidades, para que se vaya acrecentando.

P.- ¿Con qué actitud espera que se viva esta preparación?

R.- Con una memoria agradecida y en la proyección de una iglesia cada vez más misionera, fraterna, solidaria, que viva con alegría su fe y que quiera ser cada día más fiel a Jesucristo y responder a las necesidades que se van presentando en estos tiempos nuevos en los que el Señor quiere acercarse a cada persona llevando su mensaje de salvación, sanado heridas y alentando así la vida de tantas personas. Una iglesia cada vez más sinodal en la que todos nos sintamos comprometidos.

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