América

“Injusticia y crimen”, el clamor de los indígenas de América Latina previo al Foro Social Panamazónico

Han discernido sobre la realidad de los territorios amazónicos gracias al apoyo de la Red Eclesial Panamazónica (Repam)





Como antesala al Foro Social Panamazónico (Fospa) Bolivia 2024, comunidades indígenas de las zonas fronterizas de este bioma han lanzado un SOS ante el avance de la injusticia y el crimen en sus territorios.



Reunidos por la Red Eclesial Panamazónica (Repam), las comunidades indígenas fronterizas con Brasil, en este caso Colombia, Perú, Bolivia, Perú, Venezuela y Guyana Francesa han suscrito un manifiesto con un pliego de demandas para “privilegiar la vida”.

Han denunciado que las mafias del extractivismo han emprendido “una férrea presión hacia nuestros territorios”. Males que se materializan en constantes derrames de hidrocarburos (petróleo), concesiones forestales, construcción de carreteras en zonas de reserva, minería ilegal y tráfico de drogas.

“Estas actividades crean un ambiente peligroso para las comunidades fronterizas y comunidades indígenas en contacto inicial y aislamiento voluntario, quienes son especialmente vulnerables”, advirtieron.

Demandas gubernamentales

En la Amazonía – explican los indígenas – hay un Estado fallido, porque “No hay voluntad política para sanear nuestros territorios ancestrales. La falta de reconocimiento, demarcación y delimitación territorial genera inseguridad alimentaria y de la propia vida”.

Por ello, proponen a los gobiernos “implementar programas para el reconocimiento, demarcación, rectificación y titulación de las tierras de las comunidades ancestrales, garantizando su seguridad territorial y jurídica”.

La raíz de este mal se encuentra en la promulgación de leyes que desconocen las realidades de estos pueblos, como por ejemplo, “ley inconstitucional del marco temporal en Brasil y la ley anti- forestal tanto en el Perú y Bolivia, que buscan legalizar actividades y posesiones ilegales de terceros en los territorios indígenas”.

“Somos comunidades sin territorio, sin selva, sin arroyos, sin animales y con problemas de soberanía alimentaria debido a un modelo de desarrollo excluyente. Se nos prohíbe utilizar nuestras quebradas, consideradas sagradas, donde realizábamos nuestros ritos y curaciones”, lamentaron.

Problemas coyunturales

Los indígenas han identificado también problemas sociales como alcoholismo, la violencia familiar, el suicidio, la depresión, el hambre y la falta de trabajo, que “generan un ciclo de pobreza y exclusión para los jóvenes”.

Aseguraron que “nos interpela mucho a situación del pueblo Madiha, ubicado en la Amazonia brasilera, por el alto índice de suicidio, alcoholismo y violaciones a sus derechos por los comerciantes e invasores territoriales”.

La violencia contra la mujer está a la orden del día y no se justifica que “muchas comunidades y centros de formación escolar toleren la violencia sexual como prácticas culturales, permitiéndose mecanismo de arreglos económicos entre el agresor y la víctima”.

Es así como “muchos abusos sexuales en la impunidad y las víctimas en completa desprotección” toda vez que la corrupción del sistema judicial y del ordenamiento del sistema de justicia indígena “están permitiendo que los maltratos a las mujeres se tornen en prácticas normales”.

Foto: Repam

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