El obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, defendió esta tarde que “en estos tiempos de impiedad, nuestra generación está necesitada de ver el rostro de Dios, que se manifiesta en sus santos”. “La falta de fe provoca polarización, racismo…”, añadió el que fuera secretario general de la Conferencia Episcopal Española al presentar esta tarde en la Casa Consistorial de la Plaza De la Villa el libro colectivo que ha coordinado: ‘San Isidro Labrador: en el cuarto centenario de su canonización’ (Biblioteca de Autores Cristianos-BAC).
En el acto participaron José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid; el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; el obispo auxiliar de Madrid, y Esther Borrego Gutiérrez, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid. Además, entre el público se encontraba el cardenal emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, así como el obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal.
Durante su intervención, Martínez Camino presentó al patrón de la capital española, como un “santo universal”. “Madrid no se ha olvidado de san Isidro. Él y su mujer, Santa María de la Cabeza, experimentaron la fuerza del amor De Dios”, expuso. A la par, eligió elogió la edición de la obra por parte de la Biblioteca de Autores Cristianos, una editorial que definió como “el pan de la cultura católica para España y más allá de España”.
Por su parte, el cardenal Cobo subrayó que “los gestos sencillos del patrón hablan de un buen vecino y un cristiano ejemplar, que vino de lejos como tantos otros descubren hoy en Madrid su casa y hogar”. “Vivió de la oración y de dejar hacer a Dios”, enfatizó el purpurado. En esta misma línea, destacó que san Isidro sigue siendo tan actual, en tanto que “es un santo accesible que nos hace cercano a Dios en un mundo donde nos hemos olvidado un poco de Dios”. Además, enfatizó su capacidad de salir al encuentro de los más pobres, destinatarios de sus milagros.
En su alocución, el alcalde de Madrid señaló que san Isidro es “una figura de inspiración, tanto para creyentes como para no creyentes”. “Para que el futuro fuera próspero, tiene que tener como referente sus raíces espirituales”, reivindicó sobre el patrón.
La catedrática Borrego recordó que “cualquier santo es un hombre de carne y hueso, con sus virtudes y sus defectos”. De la misma manera, hizo un llamamiento a circunscribir los milagros de Isidro como “algo posible, no fantasioso, porque Dios todo lo puede”. “La humildad del labrador fue tal que no fue consciente ni tan siquiera de su gran milagro”, suscribió.