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Banksy, en diálogo con la infancia y la adolescencia





Una adolescente de perfil y un globo en forma de corazón volando. Esta es quizá la obra más famosa de Banksy, una imagen que hoy goza de una fama igual a la Mona Lisa de Leonardo. La obra fusiona dos temas que son luz para la humanidad: el amor y la juventud, condensados en el línea invisible que une los ojos de la niña al vuelo del globo. Banksy tuvo éxito donde muchos fracasaron, cruzando el umbral de los museos con el símbolo universal más temido, esa forma del corazón rojo que aquí se convierte en signo de esperanza para un mundo donde cuidar es sinónimo de compartir y renacer.



Si nos detenemos en la carrera del más famoso y misterioso de los artistas urbanos, descubrimos que ‘Girl with Balloon’ es solo una muestra más de un diálogo constante con la infancia y la adolescencia. El artista de Bristol, autor de murales que se han convertido en codiciadas serigrafías, siente la urgencia de proteger a los jóvenes del mal gobierno, de las leyes injustas o del poco interés que les reservan los poderosos. Robin Gunningham (nombre real del artista) nació y creció en Bristol, una ciudad obrera y multirracial donde construyó, pared tras pared, sus mensajes éticos con el rostro cubierto. Detrás de la máscara ha creado decenas de esténciles (plantillas sobre las que luego serigrafiar con pintura) que parecen advertencias para un joven que arde sin consumirse, casi como si tuviera un fuego de libertad expresión generacional, un himno a la vitalidad generosa y salvaje de los soñadores.

‘Girl with Balloon’ (Niña con globo) es la imagen más popular de Banksy. Fue votada en 2017, en una encuesta promovida por Samsung, como la obra más querida por los británicos. Banksy lo pintó por primera vez con la técnica del esténcil, de forma esquemática, en una pared al lado de un puente en la zona de Southbank, Londres, en 2004. El artista, que plasmó la obra en una caseta eléctrica, la firmó en la parte inferior derecha con un texto que dice: “Siempre hay esperanza”.

En su libro ‘Cut it Out’ donde el artista publica la obra en 2004, añade: “Cuando llegue el momento de irse, vete en silencio, sin hacer ruido”. El artista colocó otra versión en el barrio londinense de Shoreditch, cerca de la estación de Liverpool Street. Los propietarios de la tienda en cuya pared aparece la obra pensaron en revenderla en una subasta, provocando tal indignación popular que la obra finalmente se quedó dónde estaba. Diez años más tarde, escondidos detrás de un cartel publicitario, unos desconocidos se la llevaron.

La obra reapareció durante la presentación del proyecto ‘Stealing Banksy?’ en 2014 y luego fue vendida poco después. Nuestra querida niña, símbolo universal de esperanza para los corazones sensibles, pertenece a un nutrido grupo de niñas y niños que pueblan los muros de Banksy. Tomemos como ejemplo a ‘Jack & Jill’, dos adolescentes que corretean con chalecos antibalas de policía. Representan la mejor manera de desmontar la retórica del control, jugando con los estereotipos de los miedos sociales, utilizando la ironía como arma que trastoca el sentido de las cosas.

El artista británico escribió sobre esta obra: “Muchos padres estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por sus hijos excepto dejarlos ser ellos mismos”. Frase que denota un amor especial por esta edad indomable de los jóvenes que no se conforman y luchan mientras juegan y aman. ‘Bomb Love’, la obra en la que una niña abraza una bomba como si fuera un peluche, explica a la perfección el mecanismo narrativo con el que Banksy desactiva las demenciales razones de poder.

Un gesto suave para apagar los ardores mortales de la bomba, la prueba de que el amor y la juventud son la mejor fórmula para renacer en una sociedad que solo crecerá protegiendo a las nuevas generaciones y los valores morales de una comunidad civil.

Chalecos antibala

‘Jack & Jill’ pretende actuar sobre la percepción, sobre la paradoja que pone en tensión la presunta inocencia de la infancia, las preocupaciones de los padres y la tendencia negativa que alimenta una sociedad cada vez más militarista y belicista. Banksy utiliza a menudo el chaleco antibalas como en una de sus versiones de la paloma de la paz pintada en Palestina en 2007, titulada ‘Armored Dove of Peace’, el pájaro lleva un chaleco antibalas.

‘Bomb Love’ tiene este título oficial y uno adoptado por el público, ‘Bomb Hugger’, la que abraza la bomba. La imagen fue publicada en 750 serigrafías durante las manifestaciones en Gran Bretaña para criticar la intervención conjunta con Estados Unidos contra Irak. El artista habla de la guerra con la versión que dan los gobernantes y los medios de comunicación para justificar el ataque a Irak, es decir, una guerra para “exportar la democracia”. En el libro de 2001 ‘Banging your head against a brick wall’, Banksy vincula la imagen a uno  de sus aforismos: “Una pared es un arma muy poderosa, es lo más fuerte con lo que puedes golpear a alguien”. La imagen fue reproducida en varios formatos y apareció en las paredes de ciudades europeas como Berlín y en carteles distribuidos al público durante las protestas antimilitaristas.

Banksy es un verdadero artista del lado de las personas y de los valores éticos que importan, consciente de que el muro es un medio de comunicación, una especie de escenario urbano en el que dejar mensajes universales, tanto en su forma como en su contenido. En las paredes se ilumina su arte para todos, lleno de valores positivos y sentido de la realidad, lleno de jóvenes protagonistas que envían mensajes a los adultos y a todos aquellos que deberían hacer del mundo un lugar mejor. Terminaría con una frase de Banksy que resume bien el momento histórico: “Los mayores crímenes del mundo no los cometen personas que rompen las reglas, sino personas que siguen las reglas. Son las personas que siguen órdenes las que lanzan las bombas y masacran a los pueblos”.


*Reportaje original publicado en el número de mayo de 2024 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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Etiquetas: Banksy
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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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