Las religiosas han participado en un estudio de la Universidad de Valladolid para la prevención del sobrepeso con resultados sorprendentes
Las Orden de las Hermanas pobres de Santa Clara, las clarisas de Soria, han participado durante 98 días en un curioso estudio de la Universidad de Valladolid. Las religiosas han incorporado a su menú el famoso torrezno local como parte de las exigencias del informe ‘Efecto sobre los lípidos en sangre y la composición corporal de una dieta rica en grasas (MUFA) y fibra: un estudio de casos y controles’, dirigido por las investigadoras Patricia Romero-Marco, Zoraida Verde y Ana Fernández-Araque. Las conclusiones han sido tan sorprendentes que han sido publicadas en la prestigiosa revista científica Food Science & Nutrition.
“Estamos muy contentas con los resultados del estudio, porque cuando te lanzas a este tipo de trabajo, con un alimento que a priori es todo lo contrario a lo que sale en el resultado, lo vives con incertidumbre”, relataba al periódico ‘El Mundo’ Romero-Marco. La investigadora ha detallado que durante el tiempo del estudio las hermanas han comido 150 gramos de torreznos dos veces por semana frito en aceite de oliva virgen extra consumido en combinación con alimentos ricos en fibras como el brócoli –organizado en dos grupos con ligeras variantes–. Esta mezcla, concluye el estudio, mejora el síndrome metabólico en mujeres sanas con sobrepeso, disminuye la circunferencia de la cintura, así como el colesterol total y los triglicéridos. Vamos, lo que se dice un producto divino.
Para las estudiosas la estructura y sistematicidad de la vida religiosa favorecía las condiciones óptimas para el estudio. “Necesitábamos una población que tuviese unos hábitos similares, que no estuviese influenciada por otros factores de riesgo externo que pudieran condicionar las estadísticas”, explica Romero-Marco. Además, la variedad de las clarisas de Soria es muy particular ya que la entrada de novicias se ha mantenido estable en este tiempo. Las 44 clarisas que forman parte de la comunidad que vive junto a la iglesia de Santo Domingo no son unas extrañas en el mundo culinario ya que en sus turrones, nevaditos, pastas y roscas de san Blas son muy valoradas. De ellas, 40 hermanas de entre 18 y 90 años han participado en el estudio sin moverse de casa y con las estudiosas telefoneando a Soria y fiándose totalmente de su palabra.