Convocados por el padre Inspector, Darío Perera sdb, la semana pasada se reunió la Inspectoría Salesiana Beato Ceferino Namuncurá – Argentina Sur para celebrar su V Capítulo Inspectorial, bajo la consigna: ‘Apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes’.
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Durante estos días en la casa de ejercicios La Montonera (Pilar, provincia de Buenos Aires) participó activamente el regulador y vicario inspectorial, Osvaldo Braccia sdb, quien junto con los salesianos y laicos sobre los temas enviados desde la Congregación para preparar el Capítulo General 29, que se desarrollará en febrero del año próximo.
La temática fue variada: la animación y el cuidado de la vida de cada salesiano, la misión compartida entre religiosos y laicos para la educación de los los jóvenes y la replanificación del gobierno de la Inspectoría y de la Congregación. En cuanto a la metodología se optó por la conversación espiritual, muy propia de estos tiempos sinodales.
Desafíos actuales
“No creemos estar experimentando ‘nuevos patios’, sentimos que los patios de siempre nos siguen desafiando y convocando”, expresaba Braccia, interpelando a los presentes a partir de los subsidios de trabajo en estas jornadas.
En estos días se estudió el reglamento y la metodología del V Capítulo Inspectorial de Argentina Sur, y también hubo espacio para la realización de las distintas votaciones que indican las Constituciones Salesianas y el Derechos Canónico.
Antes de finalizar el Capítulo, el Padre Inspector agradeció el esfuerzo realizado en todo el proceso para llegar a este trabajo capitular: “Vinimos acá para compartir la reflexión, pero no estamos a título personal, sino trayendo a esta asamblea la vida y el trabajo de cada una de nuestras Casas Salesianas, de cada una de nuestras comunidades”, expresó Perera.
Asimismo, destacó que la participación juvenil es muy rescatable de esta inspectoría; siempre se ve una fuerte animación de los jóvenes en todos los órganos del gobierno de las casas salesianas. Sostuvo que en las Casas hay pastoralistas y directores muy jóvenes, pero cree que “el desafío que aún tenemos en la inspectoría sigue siendo cómo estar más presentes en el mundo de los jóvenes adultos, tanto los religiosos como los laicos”.