Entreculturas y Alboan denuncian que “uno de cada cinco niños sufre hoy situaciones de emergencia”

  • Al presentar su campaña ‘Escuela Refugio’, las entidades jesuitas señalan que, de los actuales 120 millones de refugiados, el 40% son menores
  • Muchos otros chicos y chicas viven en zonas de conflicto, sufren en estados fallidos o padecen las consecuencias de la crisis climática

Refugiados ucranianos en Rumanía

Ante el Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se conmemora este 20 de junio, las entidades jesuitas Entreculturas y Alboan han presentado esta víspera su campaña anual ‘Escuela Refugio’, que en esta edición tiene por lema ‘Aprender en peligro’.



En el acto, que ha tenido lugar en la sede madrileña de Entreculturas, se ha reivindicado la importancia de la escuela como “un espacio necesario de refugio y de acogida para la infancia desplazada por la fuerza, que significa ya el 40% de los 120 millones de personas” que padecen esta situación a nivel mundial.

Conflictos prolongados

Tratar de ofrecerles protección, además de una formación integral e inclusiva, es un reto mayúsculo en un presente marcado por los numerosos conflictos bélicos y en el que la injusticia climática aboca a muchas familias a tener que abandonar su hogar. Algo que padecen de un modo especial los menores. De hecho, Entreculturas y Alboan denuncian que “alrededor de 460 millones de niños, niñas y adolescentes viven en zonas de conflicto prolongado”.

Hasta el punto de que “una quinta parte de los niños y niñas del mundo, el mayor número de la historia, se encuentren hoy en situaciones de emergencia, lo que pone en peligro su vida, su derecho al aprendizaje y sus oportunidades de futuro”.

En la presentación de la campaña ‘Escuela Refugio’ han participado Bianca Albu, coordinadora de Proyectos del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en Rumanía, y Karen Pérez, directora nacional del SJR en México. La primera ha hablado sobre la realidad que viven los 4,3 millones de ucranianos que han llegado a la vecina Rumanía a lo largo de estos dos años y medio desde que su país fuera invadido por la Rusia de Putin. Cuando, hasta ahora, eran unas 10.000 personas las que, cada año, venían desde Irak o Siria.

Rumanía se vuelca con Ucrania

Frente a este “cambio radical” de paradigma por una guerra dentro de Europa, Albu ha relatado que, en el caso de los primeros refugiados que llegaron, “el sentimiento predominante era una mezcla de conmoción y desesperación, unida a la esperanza de que su estancia fuera breve”. Sin embargo, se han encontrado con que la crisis se ha prolongado y la guerra no tiene visos de acabar pronto.

Además del compromiso de la Administración, es de destacar cómo “se ha volcado la población, que ha abierto sus casas para ofrecer comida y muchas cosas que necesitan los desplazados por la guerra, en su mayoría mujeres y niños”.

En este contexto de crisis, “ante el desbordamiento de las autoridades y la fuerte presión en los sistemas sanitario y educativo”, el SJR ha impulsado un programa de ‘Aulas amigables’, con el que promueven la educación en línea y han apoyado a 25 centros educativos que cuentan con alumnado ucraniano (hoy son seis); además, buscan contratar a docentes que también han tenido que huir de la guerra y a los que, entre otras cosas, se les enseña el idioma rumano.

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Trabajo en red

Para ello, el SJR, que atendió a 39.000 personas en 2023 (el 65% fueron niños), apuesta por el trabajo en red: “No solo con entidades amigas, como Entreculturas y Alboan, sino coordinándonos con otros países del entorno y que también acogen a ucranianos”.

Desde el primer momento, en marzo de 2022, el primer objetivo fue “que los niños contaran con tablets para que pudieran continuar con su formación (entre otras materias, reciben clases de inglés y también de rumano), pero sobre que sintieran que estaban en un entorno seguro”. Ellos y sus madres, “que al principio estaban en shock y tenían la esperanza de poder volver pronto a casa”.

En esta oleada solidaria, al inicial equipo de voluntarios locales para atender a los refugiados, “con el tiempo, se acabaron uniendo parte de estos para ayudar a otros que vinieron después”. Una respuesta integral y holística que llena de esperanza a todos, pese a que aún parezca lejano el fin de la guerra en su país.

En la frontera de México

Por su parte, Karen Pérez ha abordado el difícil panorama para las “al menos 150.000 personas potenciales solicitantes de asilo que transitan por México cada año”. Hombres, mujeres y niños cuyas condiciones son “cada vez más complejas”, pues se topan con una frontera “burocratizada” y “militarizada”, tanto por su país como por Estados Unidos, que impulsa una política “restrictiva” a nivel migratorio. Ello se traduce en “riesgos estructurales, lagunas en el acceso a servicios básicos y falta de voluntad política”. Factores, todos ellos, que “ponen en riesgo su integridad y su seguridad”.

La directora del SJR en México ha detallado cómo tratan de ofrecer a estas personas “espacios de atención de emergencias, donde se les brinda asistencia psicosocial y legal, además de actividades comunitarias, de reconciliación y educativas para niños, niñas y adolescentes”.

Más allá de esta “respuesta humanitaria” a nivel integral, Pérez ha lamentado la situación de “18.000 niños no acompañados que están expuestos al enorme riesgo del crimen organizado”.

Sensibilización contra la xenofobia

Otro reto es “la sensibilización ante la xenofobia emergente”, ofreciendo a la población “las fortalezas que hemos ido configurando gracias a la experiencia y por las que visibilizamos cómo los inmigrantes pueden ser agentes de cambio social”.

También han estado en el acto Lucía Rodríguez Donate, responsable del departamento de Incidencia Política de Entreculturas, y Asunción Taboada, que dirige la Acción Humanitaria en la entidad jesuita. La primera ha censurado con dureza la inacción que marca en demasiadas ocasiones las decisiones en los estados que conforman la Unión Europea: “Lo que vemos en nuestras fronteras, cada vez más altas, más peligrosas, más cerradas, es, en realidad, una pequeña muestra de lo que estamos viviendo a nivel mundial”.

Y es que, aunque “las causas del desplazamiento forzoso son cada vez más complejas”, no podemos perder de vista que “hoy hay 65 conflictos bélicos abiertos”, así como un elevado número de “estados fallidos” que sufren crisis sistémicas. Por ello, hay que ofrecer “soluciones a largo plazo” y siempre “desde el marco de los derechos humanos”.

España da menos asilo que Europa

Lo que no siempre ocurre, ni mucho menos. Para muestra, un botón que ofrece el propio informe ‘Aprender en peligro’: “En España, en 2023, solo se han aprobado el 16% de las solicitudes de asilo (6% más que en 2022), frente a la media europea, que se sitúa por encima del 38%1”.

Taboada ha cerrado la rueda de prensa reconociendo que, “frente a este contexto tan complejo” y en el que “cada vez hay más personas afectadas por la violencia” y otras que sufren “impactos climáticos” que cuestionan su propia existencia, nos encontramos con esta dramática cifra de 120 millones de personas refugiadas en el mundo.

Para buscar soluciones reales, es esencial “coordinar respuestas humanitarias”, “proteger la educación” como un bien fundamental de la dignidad humana, y “hacer partícipe a la población en riesgo”, pues esta debe ser protagonista de su presente y su futuro. Para ello, también hay que “exigir herramientas de financiación suficientes para responder adecuadamente a la población acompañada”.

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