“Las deudas nos atenazan. La tempestad arrecia y necesitamos todos los remeros disponibles para esquivar las grandes olas y mantener la nave a flote”. Es la reflexión que lanza el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, a través de una carta que dirigió ayer a todos los sacerdotes para compartir las medidas que se ve obligado a adoptar ante los números rojos de las arcas diocesanas.
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“Tendremos que tomar alguna decisión dolorosa, muy dolorosa, el plan de viabilidad está trazado y finalmente será satisfactorio porque el objetivo principal se cumplirá”, anuncia el pastor, con un horizonte definitivo: “Salvaremos la Diócesis y podremos continuar con nuestra misión evangelizadora, asistencial y promotora de todos los valores y virtudes cristianas”. “Tengo, tenemos, un plan de navegación claro y contrastado con profesionales del máximo nivel con rumbo a la calma”, asegura el prelado. “Los datos son claros, diáfanos”, relata.
La herencia endeudada
Y es que, cuando el 8 de enero de 2021 fue nombrado obispo coadjutor de Almería, desde Roma se le encomendó sanear las cuentas de una diócesis que se intuía que se encontraba en quiebra por la errada gestión de González Montes. La carrera de obstáculos y minas que tuvo que sortear fueron constante en el periodo de convivencia con su predecesor. Tampoco cesaron cuando el papa Francisco le ratificó el 30 de noviembre de ese mismo año y jubiló a González Montes. Fue entonces, cuando pudo constatar que la bancarrota era una realidad. Y, sobre todo, pudo cuantificar el alcance de la deuda que se acumuló en su 19 años de pastoreo: 28,6 millones de euros. Esta cifra es fruto del diagnóstico financiero realizado por Deloitte a petición de la Conferencia Episcopal Española centrado en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2010 y el 31 de diciembre de 2021.
“No es necesario que te vuelva a decir, que nuestra querida Diócesis de Almería pasa por una situación económica complicada que amenaza con hipotecar su futuro”, expone en la misiva Gómez Cantero, que da un paso al frente para dirigirse al clero diocesano con “una explicación de mi puño y letra, clara, sincera y sin filtros”.
Posibles ventas
“Se han analizado los escenarios posibles, uno por uno. Se ha negociado con nuestros acreedores, se han estudiado todas las tasaciones de nuestros bienes inmuebles, se ha analizado el mercado para conseguir las mejores condiciones de venta”, detalla el obispo, que niega que se esté actuando con improvisación.
En el texto, Gómez Cantero explicita que “si alguna parroquia tiene una deuda, esa deuda es de todos, si alguna obra de la Diócesis soporta una deuda, esa también es de todos”. “Aquí no vale que cada palo aguante su vela, porque nuestra nave es una y para salvarla todos debemos remar al unísono”, sentencia el obispo.
Interpretaciones sesgadas
“No es hora de medias verdades, rumorología conspiranoica o interpretaciones sesgadas y malintencionadas”, lamenta en otro punto de la carta. De hecho, subraya que “la verdad no tiene prismas y te aseguro que tu obispo te dice la verdad”. “Huye de quién adora la niebla. Hay muchos que aún defienden que la tierra es plana”, llega a advertir.
Lo cierto es que el pasado 29 de abril, González Montes concedía una entrevista en la que dejaba caer que “no me parece moral deshacer todo lo que han hecho los demás”. Es más, calificaba de “una mala idea” vender el edificio del seminario ante la falta de solvencia de la diócesis. Incluso señalaba que “se ha engordado la deuda indebidamente”.
Sembrar cizaña
Ante estas acusaciones del emérito, no es de extrañar que el actual obispo lamente que se hayan desatado “opiniones sesgadas nada ignorantes y malintencionadas, sembrando la duda sobre la honorabilidad de quienes nos vemos –sin elegirlo, por pura obediencia en la tesitura de enmendar equívocos de persistencia inaudita”.
“¡He echado tanto en falta la lealtad y la humildad de Jesús en algunos de aquellos que debemos ser sus principales testigos!”, denuncia el obispo, alertando de que “se han dedicado a sembrar la cizaña durante la noche”. Por ello, Gómez Cantero invita a los sacerdotes a solicitar “cualquier tipo de información adicional”. “No dudes en pedírmela. Te explicaré y te mostraré la documentación que sea necesaria”, insiste.
A pesar de este escenario, el obispo de Almería trasmite al clero que “me mantengo firme y sosegado entre todos vosotros, además me siento muy acompañado, y también querido”.