España

Cuando poder mandar un correo te cambia la vida





El pasado 14 de junio, en su intervención en el G7, el papa Francisco clamó ante muchos de los mandatarios más poderosos del mundo por una tecnología al servicio del hombre. Un reto con muchas aristas, pero en el que una fundamental es la reducción de la brecha digital, pues es un hecho que millones de personas en todo el planeta no pueden acceder a un móvil o a un ordenador. Sin olvidar a las que, ante una pantalla, solo ven brotar en ellas el miedo a lo desconocido.



En España, una de las entidades más conscientes de esta urgencia vital es Cáritas. Y es que, al acompañar a quienes padecen distintas situaciones de exclusión y vulnerabilidad, saben perfectamente que, en este tiempo, el manejarse mínimamente en el ámbito digital es clave en el día a día y para tener más oportunidades a la hora de buscar un trabajo.

Un cambio con la pandemia

Lara Acerete, responsable de Comunicación de Cáritas Huesca, compagina esta función con la de dar clases de alfabetización digital a quienes acuden a la entidad eclesial en busca de ayuda de cualquier tipo. Actualmente, el grupo oscila entre 50 y 60 personas: “El número varía, pues esta repuesta la ofrecemos siempre a toda persona que pasa por alguno de nuestros itinerarios. Hace unos ocho años ya vimos esta necesidad y empezamos a darle respuesta. Pero fue a partir de la pandemia cuando ya tuvimos claro que teníamos que apostar por una formación básica y transversal para todos”.

En este sentido, hay una serie de talleres en los que ofrecen “lo más esencial a la hora de obtener las competencias digitales que les ayuden en su día a día: desde contar con un correo electrónico que ofrecer al buscar un empleo o poder contactar con el profesor de sus hijos. O saber navegar en un ordenador para realizar un trámite administrativo necesario para pedir una cita médica o solicitar un certificado… Hoy en día, una mayoría de trámites administrativos son digitales y no saber movernos en este sentido nos deja descolgados, fuera de todo”.

Gran diversidad

Como detalla Acerete, más allá de esta primera formación básica y transversal, “también contamos con cursos más específicos y, tras los cuales, quienes los han completado reciben una titulación que les ayuda mucho a poder conseguir un trabajo”. De ahí que una idea clave a la hora de ofrecer esta respuesta sea la de la “diversidad”.

Porque, “aunque todas son personas vulnerables, la gran mayoría son mujeres inmigrantes que vienen de África y que no conocen nuestro idioma o gitanas que apenas saben leer ni escribir. También acompañamos a hombres y, en general, a personas provenientes de América Latina, que suelen tener más conocimientos digitales. Las situaciones son muy diferentes entre sí y, en la misma clase, puede haber hasta cinco y seis niveles distintos”.

Más autonomía

Para ella, “esto supone un reto que al principio me generaba algo de miedo, pues tienes que adaptarte a una gran diversidad de perfiles y necesidades. Pero también es algo que me aporta mucho humanamente, pues los ves evolucionar y tener las cosas más fáciles en medio de la gran dificultad que sufren. Te llena mucho, por ejemplo, cuando te dan las gracias por haberles enseñado a utilizar los audios del WhatsApp o por haber podido comunicarse con el profesor de sus hijos a través del correo electrónico… O por haber podido coger una cita médica gracias a contar con una aplicación en el móvil y saber utilizarla. Se trata de su día a día y de que en él puedan avanzar en autonomía. Saber que les has aportado algo es muy gratificante”.

Mª Dolores Olmedo, responsable del Programa de Acogida y Familias de Cáritas Ciudad Real, explica a Vida Nueva que “empezamos con esta repuesta hace dos años y medio, a raíz de la pandemia, cuando fuimos del todo conscientes de que mucha gente se estaba quedando descolgada por no tener nociones digitales”. A través de sus distintas sedes parroquiales, “hemos acompañado a 65 personas (este curso son unas 20), ofreciéndoles varios talleres para saber manejar un ordenador o un móvil”. Algo no siempre fácil, pues muchos de los usuarios carecen de ellos.

Espacios de referencia

Frente a lo cual, más allá de la formación, “ofrecemos un espacio físico para que puedan venir a imprimir su currículum o enviar un correo electrónico para completar un trámite”.

En cuanto al perfil de quienes participan en los talleres, aquí también es mayoritariamente femenino, pues “suelen ser ellas las que se hacen más cargo de los asuntos familiares. Su nivel de estudios es muy bajo y, ya sean nacionales o inmigrantes, su situación es de fuerte exclusión”.

Más allá de un techo y comida

Para Olmedo, “es muy especial comprobar cómo Cáritas está con los ojos abiertos y dando la respuesta que toca a cada momento, pues este no es el contexto que había hace 20 o 30 años y ahora se necesitan otras respuestas, como estas. Reducir la brecha digital obedece a una necesidad imperiosa para muchos. No solo se trata de dar un techo o comida a la persona. Hoy, saber manejarse con un móvil o un ordenador es esencial para buena parte de las cosas de cada día. No, no es un capricho, como algunos piensan”.

El último testimonio nos lo ofrece Alberto Vicente, responsable de Comunicación de Cáritas Salamanca, que señala la importancia del programa ‘Cáritas T-Forma’, para todas las comunidades con las que la institución cuenta en Castilla y León y que busca otorgar competencias digitales a cada vez más personas, “desde ancianos a jóvenes que no tienen acceso a un móvil o a un ordenador”.

Una respuesta transversal

En el caso de su delegación diocesana, desde hace un año buscan ofrecer “una respuesta transversal en nuestros proyectos”. Lo que pasa por “incluir aulas informatizadas en la Casa Samuel, destinada a personas con sida; el Centro Padre Damián, para gente que ha perdido su hogar; el Padre Basabe, con usuarios en búsqueda de inserción laboral; o el Baraka, para inmigrantes”.

Sin olvidar “nuestra unidad móvil, desde la que buscamos acompañar a quienes viven en el entorno rural y no tienen por qué desplazarse hasta Salamanca capital. Al fin y al cabo, se trata de facilitarles la vida y, para ello, sabemos que una de las cosas que hemos de ofrecerles es capacidad para que ellos mismos puedan realizar las gestiones básicas que conlleva el día a día en un tiempo marcado por la cultura digital”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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