Se han reunido con agentes de pastoral para analizar la realidad en esta región de suramérica, donde surgen “desafíos” que requieren de respuestas
Tacna –ciudad sureña de Perú fronteriza con Chile y Bolivia- acogió el XI Encuentro de Obispos y agentes pastorales, acompañamiento y monitoreo en la Triple Frontera.
‘¿Quién es mi prójimo?’. Bajo esta pregunta, los prelados han capitulado en materia migratoria y de refugio para interpelar a la sociedad recordando que “el rostro de Cristo sufriente” se manifiesta en quienes “se ven forzados a abandonar su tierra por motivos económicos y sociopolíticos”.
“Creemos profundamente que en este ‘prójimo’ migrante y refugiado que acogemos se revela hoy la propia persona de Cristo”, apostillaron.
Reiteraron su comunión con el papa Francisco y sus cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar, porque “buscamos estar a la escucha de los clamores de los migrantes que transitan por nuestros territorios”.
En el marco del Día mundial del refugiado han recordado que “Dios Camina con su pueblo” y “comparte con los migrantes y refugiados sus penas y esperanzas en los caminos de Sudamérica”.
Tras haber palpado los dolores de quienes dejan todo “los sentimos muy ‘prójimos’ a nosotros”. Se han referido al contexto actual de la triple frontera, un largo proceso de años de migración forzada,con el que han atestiguado “el desaliento de tantas personas, de grupos que regresan sin perspectivas, de mujeres solas con niños, de familias en situación de gran precariedad”.
Aún cuando hay colaboración entre diócesis e instancias gubernamentales “surgen situaciones cada vez más desafiantes, como la urbanización precaria y la toma de terrenos, la irregularidad y la criminalización de los migrantes y refugiados”.
Por ello, toda la Iglesia en esta región de la triple frontera está llamada a “dar respuestas efectivas e integrales a los retos presentados” a ser “buenos samaritanos” en un campo tan complejo como la movilidad humana.
Agradecieron a colaboradores y voluntarios por todo el trabajo por “el bien de migrantes y refugiados”, mientras que “instamos a las autoridades de nuestros países a que reconozcan y respeten los inalienables y fundamentales derechos”.
El horizonte es la cultura del encuentro, para lo cual se debe seguir reforzando servicios en casas de acogida como centros de atención y, sobre todo, generar “conciencia de la migración forzada”, crear más empatía.
Han pedido prestar mucha atención al caso de mujeres y niños, quienes “muchas veces son los más expuestos a perder la oportunidad de tener un proyecto de vida saludable, en las condiciones mínimas de desarrollo integral”.
“Unidos al pueblo migrante que sigue por los caminos de la ‘Triple Frontera’, queremos manifestar nuestra cercanía. A cada migrante con su familia, los animamos a no perder la esperanza”, finalizaron.
Foto: Celam