“Las diez religiosas carecen de título legal para permanecer en el monasterio y dependencias anejas, por lo que deberán abandonarlos”. Con esta contundencia se manifestó este mediodía el arzobispo de Burgos y comisario pontificio, Mario Iceta, después de que el pasado sábado firmara el decreto de excomunión de las monjas clarisas de Belorado y su expulsión inmediata de la vida consagrada.
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Iceta compareció esta mañana en rueda de prensa, junto a la hermana Carmen Ruiz OSC, secretaria de la Federación de las Hermanas Clarisas de Ntra. Sra. de Aránzazu; Donato Miguel Gómez Arce, vicario judicial de la archidiócesis de Burgos; y Rodrigo Saiz García, director del Departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos.
Mario Iceta expuso que si las ya ex monjas y sus inquilinos, Pablo de Rojas y José Ceacero, no llevan a cabo “una salida voluntaria”, “los servicios jurídicos procederán”. “Eso sí, hay una diferencia grande entre estas dos personas y las hermanas”, comentó. “La excomunión significa que no forman parte de la comunidad monástica”, detalló el prelado, que recordó que la comunidad hoy por hoy la conformar ocho religiosas: cinco mayores que viene en el interior y otras tres, que viven fuera pero están incardinadas en Belorado.
En cualquier caso, el arzobispo confía en que “en los primeros días de julio” abandonen el monasterio. Sin embargo, aclaró que “no hemos establecido un plazo, valoramos un tiempo prudencial, no queremos precipitarnos”. “Tendremos paciencia, pero la paciencia tiene que trasladarse en acciones”, añadió.
Cepillo vacío
Durante la comparecencia pública, Mario Iceta desveló que han tenido acceso a diez cuentas bancarias de las clarisas de Belorado y sus saldos son “pequeños e insuficientes, no superan los 6.000 euros por los que tenemos que proveer de liquidez y transferir fondos de otros monasterios de esta federación para hacer frente a los pagos”, incluidas las nóminas de los trabajadores o los recibos de los suministros. “Hay trabajadores que no tienen contrato”, dejó caer después el arzobispo sobre la gestión del convento de puertas para adentro. En cualquier caso, apuntó que “para un monasterio que tiene 18 religiosas con necesidades como los chocolates o los animales, es un saldo muy limitado”.
Además, el prelado advirtió de que “tenemos una visión muy incompleta de todo, no nos han entregado ninguna documentación, estamos reconstruyendo, nos faltas muchas piezas del puzzle”. “Llegamos a fin de mes -continuó- y esta semana hay que provisionar de alguna manera para no dejar al descubierto, no sabemos lo que nos vamos a encontrar”. “Ojalá pudieran darnos más información”, añadió. Eso sí, explicitó que “no tenemos constancia ni pensamos que haya un movimiento irregular en las cuentas”.
Diálogo inmobiliario
“Desde el 13 de mayo se ha estado a la espera para llevar a cabo el diálogo con una comunidad”, expuso el arzobispo sobre la tozudez de las hermanas. A la par, lamentó no solo no haber tenido respuesta, sino que ha sido denunciado ante la policía. Iceta que recordó que “muchas personas”, incluidas un obispo y una religiosa, intentaron mediar con las ya ex monjas.
“Si quieren dialogar sobre los inmuebles, cúmplase la ley”, respondió Iceta ante la decisión de las monjas de contratar a un bufete de abogados para hacerse con los monasterios. “Es curioso que me envíen a mí a juicio y a la vez busquen una salida extrajudicial”, apostilló el pastor burgalés.
“Los propiedades e inmuebles son bienes eclesiásticos que pertenecen a los monasterios como entidad jurídica y eclesiástica”, insistió sobre el argumentario utilizado por la ex abadesa que plantea que ellas son las dueñas de los conventos. “Ni ellas ni yo podemos alterar la naturaleza pública eclesiástica de los monasterios”, remató. Solo podría llevarlo a cabo la Santa Sede. A la par, el comisario pontificio recordó que “el derecho civil convalida el derecho canónico” a través de los acuerdos Iglesia-Estado.
Cuidar a las mayores
Otra de las cuestiones que se puso sobre la mesa fue la atención de esas cinco religiosas mayores no cismáticas que permanecen en el convento. “Los familiares nos han manifestado que están preocupados por las hermanas mayores”, desveló el arzobispo que explicó que tres monasterios de clarisas se han ofrecido para desplazar hermanas. En cualquier caso, detalló que las religiosas ancianas se encuentran en un buen estado de salud y están siendo cuidadas. ¿Y si no les dejan entrar? “No sé qué ocurriría”, remarcó, sobre las medidas a adoptar en caso de que las ex monjas se atrincheren.
Sobre el proceso de excomunión, aclaró que han sido ellas las que han tomado “una decisión libre y personal de abandonar la Iglesia católica”. “Son ellas las que deciden abandonar, no es la Iglesia la que las echa”, expuso el arzobispo. A pesar de todas las medidas adoptadas, el arzobispo expuso que “ayer recé un rosario por estas hermanas y hoy volveré a rezar. La Iglesia las sigue esperando”. “Ojalá retomen el camino de vuelta a casa. Las esperamos, pero la legalidad es la legalidad”, remató el prelado.
Con todo esto por delante, el arzobispo de Burgos aseguró que “me siento respaldado por la Santa Sede porque con estos días he estado en constante comunicación con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y con el Dicasterio para la Vida Consagrada”. “Esto no es una cuestión del arzobispo de Burgos, sino que alguien me ha encomendado esta tarea que es de la Santa Sede”, remarcó. Eso sí, sobre la posibilidad de que el Papa Francisco esté informado de lo que sucede en Belorado, aseguró que “el santo Padre tendrá otras cosas a las que dedicarse y no tengo información directa si está al tanto de este tema”.