Rogelio Cabrera agradece la lluvia, pues el estado de Nuevo León había padecido fuertes sequías los últimos años, pero también se solidarizó con las personas que tuvieron pérdidas materiales o personales a consecuencia del fenómeno natural
El arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, reflexionó en torno a la situación ocasionada por el paso de la tormenta tropical ‘Alberto’ en el estado de Nuevo León: agradeció la lluvia, pues ese estado había padecido fuertes sequías los últimos años; pero también se solidarizó con las personas que tuvieron pérdidas materiales o personales a consecuencia del fenómeno natural.
La tormenta tropical pasó por Nuevo León desde el día 19 de junio al día 23 y dejó como saldo nueve personas fallecidas, inundaciones, el desbordamiento parcial del río Santa Catarina y daños materiales por mil millones de pesos de acuerdo con lo anunciado por el gobierno del estado; no obstante, también se informó que cuatro presas aumentaron sus niveles favorablemente gracias a las lluvias.
En ese contexto, en su mensaje dominical el arzobispo Cabrera comentó que Dios nunca nos abandona y que justamente en el Evangelio la Palabra de Dios “nos invita a reflexionar en las reacciones que tienen los discípulos de Jesús ante una tormenta; reacciones que muchos hemos vivido especialmente en estos días que pasó la tormenta ‘Alberto'”.
Cabrera destacó que el fenómeno natural ha provocado diversos daños en el área metropolitana y el estado; en el pasaje del Evangelio -dijo- “podemos comprender mejor la lucha común para mantener una fe firme ante las adversidades y todos los peligros; los apóstoles no fueron inmunes a los desafíos y miedos de la vida; lo que nos muestra que incluso las personas fieles pueden encontrar situaciones difíciles que les preocupan”.
Asimismo, aseveró que es importante “ser conscientes de que todo lo que acontece en cada uno de nuestros momentos es un mensaje que Dios nos envía para que nos dispongamos a reconocer y fortalecer los dones con los que hemos sido bendecidos y así estar dispuestos a socorrer las necesidades más apremiantes de nuestro prójimo; no es saludable pensar que Dios nos castiga”.
Si bien -dijo- “estamos agradecidos por la bendición de la lluvia, la cual nos trae grandes beneficios, ya que las presas del estado han captado una gran cantidad de agua y los campos también se ven beneficiados, esta es una oportunidad para pensar en lo que hemos dejado de hacer y que es necesario que no dejemos pasar más tiempo para atenderlo a la mayor brevedad, y así lograr que en un futuro las consecuencias de una tormenta o huracán no se conviertan en grandes desastres”.
El arzobispo de Monterrey agradeció a las autoridades del estado y de los municipios, que han asistido a quienes lo necesitan, así como a las personas que “cumpliendo con su vocación de servicio a la comunidad han estado trabajando en la atención a las personas afectadas, especialmente en las zonas más vulnerables; también debemos reconocer la buena respuesta de la población que ha procurado mantenerse en sus hogares y la preocupación de los patrones por sus trabajadores”.
Expresó sus condolencias a las familias que han perdido un ser querido como consecuencia de estas lluvias: “pedimos al Señor les fortalezca”.
Precisó que las lluvias continuarán unos días más, por lo que “es necesario que atendamos las indicaciones que nos hacen las autoridades y no pongamos en peligro nuestra vida”.
“Por parte de la Iglesia, Cáritas está coordinando los esfuerzos para que la ayuda llegue a donde más se necesite”, añadió.