Al menos siete de las nueve asociaciones que este viernes participaron en la reunión celebrada en la Conferencia Episcopal para valorar el plan de reparación integral a las víctimas de abusos aprecian “positivamente” esta particular cumbre y la hoja de ruta eclesial que sería aprobado en julio y comenzaría a aplicarse en septiembre. Eso sí, con un recado adosado a la Iglesia: “Necesitamos hechos ya”.
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‘Vida Nueva’ ha conversado con siete de estas nueve entidades que respondieron a la invitación de la Conferencia Episcopal Española y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Hasta el momento esta revista no ha podido conocer el sentir de las otras dos plataformas, por no responder a la petición realizada o falta de un contacto directo. Según ha podido confirmar esta publicación, una décima asociación confirmada no pudo asistir por un hecho de gravedad de última hora. Otras ocho entidades manifestaron su deseo de participar, pero no pudieron acudir por problemas de agenda. A ellas se unen las cuatro entidades que el pasado lunes mostraron su rechazo conjunto a formar parte de este diálogo por considerar “papel mojado” los compromisos episcopales.
No revictimizar
Para Manuel Barbero, fundador de Mans Petites, la reunión fue “bastante bien”: “Pudimos hablar con naturalidad de cómo cada uno de nosotros pensábamos que se puede reparar a las víctimas”. Barbero explica que los responsables eclesiales expusieron “las líneas generales” del plan, entre las que se incluye la creación de un comité de expertos que evaluarán las necesidades de reparación para las víctimas cuyo caso haya prescrito o su abusador haya fallecido. De la misma manera, pone en valor el compromiso verbalizado por los obispos y los religiosos para que este equipo no someta a pruebas de peritaje a quienes acudan a ellos “para no revictimizar”.
Por otro lado, Barbero aprecia el hecho de que el plan integral contemple “diferentes modalidades de reparación, tanto económica como psicológica y espiritual”. Y, sobre todo, que se aborde de forma “personalizada”. “Muchos elementos que van en la misma línea que el trabajo que hicimos nosotros con los maristas en Cataluña”, expone. Eso sí, incluye en su reflexión una petición a la cúpula eclesial sobre esta hoja de ruta: “Espero que se aplique de forma inmediata y sin demora”.
Pasos reales
Esta demanda es el primer pensamiento que verbaliza Inma García cuando se le pregunta por la reunión: “Me baso en hechos reales, no en palabras. La supuesta intencionalidad que manifestaron es magnífica y valoro positivamente que nos hayan pedido opinión, pero tienen que dar pasos reales”. Y es que, a la presidenta de la Asociación Contra los Abusos Sexuales en la Infancia (ACASI), le preocupa especialmente que la Conferencia Episcopal Española no pueda imponer a las diócesis, de la misma manera que Confer tampoco puede hacerlo con los religiosos, el dictamen que firme ese comité de expertos: “Está muy bien que la Iglesia se lance a reparar, pero tengo serias dudas de que finalmente todas las diócesis lo apliquen. En cualquier caso, sería escandaloso que algunos obispos o congregaciones se desentendieran”.
“Reparar el daño más allá de lo que la ley obliga, ya es de por sí positivo”, defiende Benjamín Ballesteros, director técnico de la Fundación ANAR, sobre el hecho de que la Iglesia quiera ocuparse de las víctimas que no entran dentro de los cauces de la justicia ordinaria. “Es verdad que resulta imposible reparar el daño completamente, pero apoyamos cualquier medida que vaya en esta línea de escuchar, acompañar y reparar de forma personalizada”, apunta.
Como una de las entidades de referencia a la hora de realizar investigaciones sobre el perfil de la infancia abusada, desde ANAR confía en que el plan integrasl de la Iglesia pueda ser, si se aplica en plenitud, “un ejemplo para otros ámbitos, puesto que sabemos que la mayor parte de los abusos en la infancia se dan en otras esferas”.
Acciones concretas
“Encantada”. Es la sensación con la que salió el viernes de esta particular cumbre Margarita García Marqués, fundadora y directora de ASPASI (Asociación para la sanación y prevención del abuso sexual infantil). “Teniendo en cuenta que hasta hace poco no teníamos nada, lo que plantean es bueno”, apunta. Eso sí, se muestra cauta, a la espera del desarrollo del plan eclesial: “No sé cómo acabará, pero se ven acciones concretas de reconocimiento del problema, medios para validar el dolor y repararlo”.
Es más, insta a la cúpula eclesial a no demorar su puesta en marcha: “Esta intención tiene que traducirse en acción más pronto que tarde”. A la par, valora cómo la Iglesia ya está llevando a cabo alguna de las acciones incluidas en su hoja de ruta, sobre todo, en materia de prevención, en tanto que ella misma ha participado en iniciativas como los programas de prevención en centros escolares.
Verdaderamente curativo
“Fue una reunión sumamente cordial y educada, que tuvo como eje la problemática de la restitución y la reparación a las víctimas”, comenta Myriam Fernández Nevado, cofundadora del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA). “A mi juicio, el plan es una muestra de responsabilidad bastante positiva de la Conferencia Episcopal y de Confer, desde la apuesta que están haciendo por la transparencia a través de ese equipo de especialistas y por querer tratar cada caso de forma particular”, remarca esta abogada, perito y mediadora ejerciente especializada en Infancia y Derechos Humanos.
A la par, Fernández Nevado, apostilla que el principal hándicap de este plan de reparación integral radica en su aplicación: “Los que estaban en la reunión lo tenían muy claro, lo dificil es contagiarlo ahora al resto de obispos y de responsables de las congregaciones. Se necesita empatía para que abordar la sanación a las víctimas sea verdaderamente curativo”. Al igual que García Marqués, también pone de relieve en la importancia de que, “una vez encauzado el pasado y el presente, la Iglesia sea perseverante en la prevención”: “Y es que la presencia de las entidades religiosas es tan capilar, que no puede haber ningún espacio en el que no se dé esa formación, no solo en los ámbitos pastorales, sino también en su labor social, sea en los colegios, las residencias, las ong…”.
Sanación en el centro
Junto a estos cinco testimonios, los portavoces de otras dos entidades han preferido no pronunciarse en nombre de sus asociaciones, pero valoran igualmente “el gesto positivo” de la Iglesia al convocar esta cita que se vivió “sin tensiones ni sensación de fracaso”. “Siempre es bueno tender puentes, aunque necesitamos que estén construidos con solidez y desde el perdón, que es lo que requieren las víctimas”, expone una de estas voces. Desde la otra plataforma, reiteran “el agradecimiento” por la invitación, a la vez que confían en que “todo lo que les dijimos cara a cara pueda incorporarse, no solo a este plan, sino al día a día para que verdaderamente se ponga en el centro la sanación y no se pierdan por otros intereses”.
Esta reunión estuvo precedida del plante de cuatro entidades que, en los últimos meses, suelen actuar de forma coordinada: la Asociación Nacional Infancia Robada, la Asociación de Víctimas de Abusos de Navarra, Asociación Lulacris y Justice Initiative. A través de un comunicado lanzado este lunes aseguraron que las promesas que les manifestaron los obispos encuentros previos se habían convertido en “papel mojado”.
“Es innegociable, partir desde un cimiento de transparencia, agenda y medidas concretas, la presencia de representantes de las víctimas en las tomas de decisión, previas y posteriores”, apuntaban, a la vez que se desmarcaban de esta nueva consulta promovida por los obispos y las congregaciones. A la par, exigían “la cuantía del fondo del que van a disponer para indemnización económica para las víctimas y que baremos serán de aplicación, así como cuál será la cuantía mínima preestablecida”.