Centrarán los debates en tres aspectos clave: consejos pastorales diocesanos, la renovación de la teología del ministerio apostólico y la selección de obispos
Teólogos y teólogas de América Latina y el mundo fueron convocados por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) para analizar las implicaciones del Sínodo 2021- 2024 y su influencia en las parroquias con el encuentro ‘La renovación de las iglesias locales con perspectiva sinodal’, en Bogotá, del 24 al 28 de junio.
Rafael Luciani, teólogo venezolano y asesor del Celam, es uno de los organizadores de esta iniciativa, junto a Carlos Schichendantz de Argentina. Ha explicado que la sinodalidad “ha abierto una nueva etapa en la vida de la Iglesia, particularmente, porque profundiza la eclesiología del Pueblo de Dios del Concilio Vaticano II e invita a una renovación de las Iglesias locales”.
Apuntó que, con apoyo de los obispos del Celam, adelantan “tres proyectos de investigación sobre algunos ámbitos de incidencia de la sinodalidad en las Iglesias locales”.
Además aseguró que “nuestro aporte no es sólo teológico, sino también práctico y pastoral, con propuestas que animen a los sujetos y las comunidades eclesiales de las Iglesias en cada lugar a lograr, cada vez más, una sinodalización de toda la Iglesia”.
Entre los participantes se encuentran: P. Carlos María Galli (Argentina), Alphonse Borras (Bélgica), Birgit Weiler (Perú), Carolina Bacher (Argentina), Francesco Zacaria (Italia), José San José Prisco (España), Antonio José de Almeida (Brasil), Agenor Brighenti (Brasil), Serena Noceti (Italia), Ernesto Palafox (México), Hosffman Ospino (EE.UU.), entre otros.
Los 20 teólogos invitados abordarán tres aspectos centrales: (a) los consejos pastorales diocesanos; (b) la renovación de la teología del ministerio apostólico; (c) y los procedimientos para la selección y nombramiento de obispos.
Sobre esto, Luciani ha dicho que el consejo pastoral diocesano “es una nueva institución creada por el Concilio (Christus Dominus 27) que no tiene precedentes en la historia de la Iglesia”.
Inclusive la Comisión Teológica Internacional lo define como “la estructura permanente más propicia para la implementación de la sinodalidad en la Iglesia particular” (CTI, Sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia 81)”.
Por ello, “nos hemos propuesto revisar las experiencias existentes a nivel continental y global, así como actualizar el debate teológico con el fin de concretar propuestas, incluso jurídicas, que hagan justicia a la conciencia eclesial actual y respondan a lo pedido en el proceso sinodal en curso”.
Uno de los aspectos más sensibles en los debates será el relacionado con la elección de obispos. Al respecto, Luciani detalló que “constituye un asunto clave en la vida de las iglesias locales”.
“La antigua práctica de participación local en el nombramiento de obispos, testimoniada en los siglos II y III, estuvo fundada en aquello que, posteriormente, se caracterizó como el sensus fidelium”, sostuvo.
De hecho, en la Iglesia del primer milenio “la designación de nuevos obispos no fue propuesta como un asunto específico del obispo de Roma, a diferencia de lo que luego harán los Códigos de Derecho Canónico de 1917 y 1983”.
Señaló que “el déficit pneumatológico, el oscurecimiento de la dimensión sinodal y la concentración progresiva en el primado romano condicionaron la participación de los obispos diocesanos y de las iglesias locales en los procesos de discernimiento y elección de nuevos obispos”.
En este sentido, el actual proceso sinodal sugiere revisar algunos modos y procesos de elección que “supongan una participación amplia y activa de la comunidad local, de modo que la decisión del obispo de Roma pueda expresar una teología de la comunión sinodal y colegial en sus distintos niveles”.
“Nos preguntamos qué reforma del ministerio es necesaria para una Iglesia sinodal”, lanzó Luciani. Para lo cual resulta clave “una renovación de la identidad y el ejercicio del ministerio apostólico a la luz de la centralidad de la eclesiología de las Iglesias locales”.
Tratarán “algunos nudos temáticos significativos” que, de alguna manera, han logrado “producir cambios significativos en la identidad y el ejercicio del ministerio apostólico”.
“Especialmente nos basaremos en los datos aportados por el Nuevo Testamento, la Tradición, el Magisterio y la Teología”, apuntó.
En definitiva, se debe situar al ministerio apostólico en el contexto de las instituciones que lo forman y en las que ejerce su servicio, como seminarios y parroquias, y los modelos pastorales que de “ahí derivan para su vivencia”.