“Como sacerdotes que hemos sufrido abusos, nos encontramos en una situación difícil en la Iglesia. Lo ideal sería que fuéramos invisibles”, ha dicho uno de ellos
El papa Francisco recibía ayer, 25 de junio, a un grupo de sacerdotes alemanes. Pero este encuentro se celebraba en un clima especial: estos clérigos han sido, durante su infancia, víctimas de abusos sexuales.
Uno de ellos, tal como recoge Vatican News, es Liudger Gottschlich, sacerdote en la archidiócesis de Paderborn. A los once años sufrió abusos por parte de un sacerdote, y, ahora, lleva más de 30 años trabajando como capellán para personas afectadas por abusos.
“Como sacerdotes que hemos sufrido abusos, nos encontramos en una situación difícil en la Iglesia”, reconoce Gottschlich. “Lo ideal sería que fuéramos invisibles, porque estamos constantemente recordando esta cuestión a quienes nos rodean. En Alemania, decenas de miles de personas abandonan la Iglesia a causa de este problema. Y estamos constantemente recordando a la gente que este asunto no se ha resuelto”.
Asimismo, explicaba que el encuentro con el Papa “ha sido diferente”, porque ha sido “una conversación muy íntima, muy familiar. Lo encontramos muy interesado, muy abierto, pero también muy alentador y fortificante. Esto es algo que no ocurre en todas partes en nuestras diócesis a través de los superiores. Hoy ha sido una excepción especial”.
“El Papa nos animó mucho a utilizar nuestras propias heridas para el trabajo pastoral y a intentar, en la medida de lo posible, actuar de forma sanadora. Nos ha animado mucho en este sentido. Al mismo tiempo, este encuentro también ha demostrado una vez más que es necesario no enmudecer, no dejarnos amordazar de nuevo, sino mantener viva esta cuestión en la Iglesia”, ha añadido el sacerdote.
Asimismo, concluye con un consejo para todos los fieles: “No tengáis miedo de acercaros a los afectados por abusos. Creo que ése es el mayor problema: cuando la gente se abre y dice que ha sufrido abusos, se desencadenan temores, y la consecuencia es que las personas afectadas están muy solas, muy aisladas y se sienten abandonadas. Es este miedo lo que quiero disipar”.