“No he cometido ningún fraude ni malversación y lo grito a viva voz”. Así lo ha asegurado el cardenal Angelo Becciu, condenado por fraude financiero en el mayor juicio celebrado en el Vaticano, en una entrevista con Il Corriere della Sera.
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“Necesitamos encontrar a los responsables de quienes hicieron un uso descuidado del dinero, y, sobre todo, aquellos que han cometido un delito”, continúa, negando “haber estado entre ellos”. Insiste, así, en que siempre actuó “en base a lo estudiado y propuesto por nuestras oficinas”.
En cuanto a lo sucedido con el Papa, el purpurado recuerda que “el Santo Padre me dijo que me sometiera al juicio con calma, porque sería la mejor manera de demostrar mi inocencia”. “Desafortunadamente”, añade, “el juicio no cumplió con las expectativas del papa Francisco y terminó sin determinar la verdad. Y luego no hubo igualdad entre las partes, porque fui el único que entró en la Cámara con una ‘condena’, la de alguien que ya había sido privado de prerrogativas cardinales y presentado como culpable por una violenta campaña mediática de dimensiones globales”.
Con todo ello, Becciu acabó, asegura, “desesperado”. Incluso llegó a grabar una llamada telefónica entre ambos sin decírselo al Papa. “Inmediatamente corrí hacia el papa Francisco para explicarme y disculparme. Y lo entendió. Estaba desesperado y la desesperación de los acusados inocentes es aún más dramática”, asegura.
“Recibí una respuesta severa”
“El Papa había salido recientemente del hospital y corrían rumores alarmantes sobre su salud, ante el inminente juicio”, explica. “No queriendo señalarlo como testigo, le pedí si podía poner por escrito las cosas que sólo él y yo sabíamos: que me había autorizado a mediar para la liberación de una monja colombiana en Mali. Me pidió que escribiera una carta que luego le envié, pero recibí una respuesta dura, severa, firmada por él pero con un lenguaje que no era el suyo, en el que no lo reconocí. Tenía dudas. Lo llamé de nuevo, porque él era mi única salvación. Y grabé nuestra conversación. Pero nunca usé esa grabación ni la hice pública”.
Ahora, Becciu no espera la amnistía de Francisco: “Sinceramente, no estoy pensando en amnistía ni en pedir perdón. Espero que el Tribunal de Apelaciones reconozca mi inocencia”. “Todavía no puedo entender de qué me acusaron y condenaron”, añade.
El pasado 16 de diciembre, el Tribunal Vaticano dictaba una sentencia inédita en la historia. Por primera vez, un cardenal era condenado a prisión por delitos vinculados a la corrupción. Así, el italiano Angelo Becciu, que llegó a ser el número 3 de la Santa Sede con Benedicto XVI y Francisco, era condenado a cinco años y medio de cárcel por malversación, además de una multa personal de 8.000 euros, se suma el pago solidario –junto a los otros ocho condenados– de una indemnización de 200 millones de euros al Vaticano por el daño causado.