Vaticano

El arzobispo Viganò, ¿el próximo excomulgado?

  • El ex nuncio en Estados Unidos arremete nuevamente contra el Papa y el Concilio Vaticano II en una carta publicada tras no presentarse a su juicio en el Palacio del Santo Oficio
  • “Para el católico la Iglesia es una, santa, católica y apostólica; para Bergoglio la Iglesia es conciliar, ecuménica, sinodal, inclusiva, inmigracionista, ecosostenible, gay-friendly”, escribe





Nueva carta del arzobispo y ex nuncio apostólico en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò en la web de la Fundación Exsurge Domine, la cual se declara a sí misma como el ‘lugar seguro’ para los opositores a una Iglesia que, encabezada por el papa Francisco, “atraviesa una grave crisis”.



Así, no solo no se presentó el pasado 20 de junio al juicio al que le había convocado el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Palacio del Santo Oficio, sino que sigue reafirmándose en su postura. Para él, hay dos iglesias: la católica… y la de Jorge Mario Bergoglio.

“Como dije en la declaración del pasado 20 de junio, no reconozco la autoridad del tribunal que pretende juzgarme, ni la de su prefecto –Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández–, ni la de quien lo designó –el papa Francisco–”, escribe el Viganò en la carta ‘J’accuse’ (‘Yo acuso’). “Esta decisión mía”, continúa, “ciertamente dolorosa, no es fruto de prisas ni de espíritu de rebelión; más bien dictado por la necesidad moral que como Obispo y Sucesor de los Apóstoles me obliga en conciencia a dar testimonio de la Verdad, es decir, de Dios mismo, de Nuestro Señor Jesucristo”.

Sectas y masonería

En la extensa carta, Viganò procede a explicar los motivos de este “no reconocer” a ningún Papa desde Pablo VI ni al Concilio Vaticano II: unas explicaciones que incluyen sectas y masonería, ya que “los enemigos de la Iglesia católica temen el poder de la Gracia que actúa a través de los Sacramentos y especialmente el poder de la Santa Misa”.

“Es precisamente esta conciencia del poder de la acción sobrenatural del sacerdocio católico en la sociedad la que está en el origen de su feroz hostilidad hacia la Tradición”, señala. La masonería, dice, “se infiltró en la Jerarquía y logró hacerla deponer las armas espirituales que tenía a su disposición, abriendo las puertas de la Ciudadela al enemigo en nombre del diálogo y de la fraternidad universal, conceptos intrínsecamente masónicos”.

“Como destacó Romano Amerio en su ensayo fundamental ‘Iota unum’, esta vil y culpable entrega comienza con la convocatoria del Concilio Ecuménico Vaticano II y con la acción clandestina y muy organizada de eclesiásticos y laicos vinculados a las sectas masónicas, encaminada a lenta pero inexorablemente subvertir la estructura de gobierno y enseñanza de la Iglesia para demolerla desde dentro”, asevera Viganò, convencido de que existe un “plan de infiltración concebido en el siglo XIX y completado un siglo después, exactamente en los términos en que fue concebido”.

Dos iglesias

De esta manera, Viganò se pregunta “¿de qué “iglesia” estaría yo en estado de cisma, si la que se dice católica se distingue de la verdadera Iglesia precisamente en la predicación de lo que condenó y en la condena de lo que predicó?”.

“Los seguidores de la ‘iglesia conciliar’ responderán que esto se debe a la evolución del cuerpo eclesial en una ‘necesaria renovación’; mientras que el Magisterio Católico nos enseña que la Verdad es inmutable y que la doctrina de la evolución de los dogmas es herética”, explica.

Por ello, considera que existen dos iglesias: “cada una con sus doctrinas y sus liturgias y sus santos. Pero para el católico la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, para Bergoglio la iglesia es conciliar, ecuménica, sinodal, inclusiva, inmigracionista, ecosostenible, gay-friendly”.

Y esto es lo que lleva a Viganò a declarar: “Ante mis hermanos en el Episcopado y ante todo el cuerpo eclesial, acuso a Jorge Mario Bergoglio de herejía y cisma, y ​​como hereje y cismático pido que sea juzgado y removido del trono que indignamente ocupa durante más de once años”. Esto, dice, “no contradice en modo alguno el adagio Prima Sedes a nemine judicatur, porque es evidente que un hereje, por no poder asumir el Papado, no está por encima de los Prelados que lo juzgan”.

Contra la vacuna del Covid, los acuerdos con China y Laudato si’

Acusa también al papa Francisco de haber causado “graves efectos adversos, esterilidad y muerte en los millones de fieles que siguieron su insistente llamado a someterse a la inoculación de un suero genético experimental –la vacuna contra la COVID-19–, producto con fetos abortivos, lo que llevó a la publicación de una nota indicando su uso como moralmente permitido”, algo por lo que, según el arzobispo, “tendrá que responder ante el Tribunal de Dios por este crimen de lesa humanidad”.

Viganò ha denunciado en esta carta también “el acuerdo secreto entre la Santa Sede y la dictadura comunista china, con el que la Iglesia es humillada y obligada a aceptar el nombramiento gubernamental de obispos, el control de las celebraciones y las limitaciones a su libertad de predicación, mientras que los fieles católicos son perseguidos impunemente por el gobierno de Beijing en el silencio cómplice del Sanedrín romano”.

Para terminar, el arzobispo condena y rechaza “las doctrinas heterodoxas expresadas en el llamado ‘magisterio posconciliar’ procedente del Vaticano II, así como las recientes herejías relativas a la ‘iglesia sinodal’, la reformulación del Papado en clave ecuménica, la admisión de los concubinarios a los Sacramentos y la promoción de la sodomía y la ideología de género”. Y, por último, arremete contra Laudato si’: “también condeno la adhesión de Bergoglio al fraude climático, una loca superstición neomalthusiana nacida de aquellos que, odiando al Creador, no pueden evitar detestar también la Creación, y con ella al hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios”.

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