Cono Sur

Argentina: la diócesis de La Rioja cumple 90 años

El obispo Dante Braida encabezó la etapa preparatoria del año jubilar diocesano reflexionando sobre la fe





La diócesis de La Rioja celebra su nonagésimo aniversario, y su titular, Dante Braida, inició los festejos de este año de gracia, bajo la consigna: “90 años de fe, esperanza y misión”. Durante la novena preparatoria reflexionarán sobre estos valores, dedicando tres días a cada uno.



Al inicio de estos festejos, habló entonces sobre la Fe. Indicó que la fe verdadera en Dios es la que expresa en un amor recíproco que, al mismo tiempo, se abre al amor hacia los demás obrando el bien con actitud de servicio. El ejemplo es Pedro que respondió a Jesús, manifestando tres veces su amor: “Señor, Tu sabes que te quiero”. Jesús le confía una misión: “apacienta mis ovejas”. Braida añadió que Pedro cree en Jesús, acepta su enseñanza, y da lugar en su corazón por amor. Por eso, la fe de Pedro en Jesús se manifiesta en un acto concreto de amor: ayudar al otro en su necesidad.

El Papa Francisco, en su primera encíclica Lumen Fidei, invita a poner la confianza en Cristo comprendiendo que la fe no es solo creer en Él, sino creer con Él, junto al Él. Nos dice: “Tenemos necesidad también de alguien que sea fiable y experto en las cosas de Dios. Jesús, su Hijo, se presenta como aquel que nos explica a Dios (cf. Jn 1,18). La vida de Cristo —su modo de conocer al Padre, de vivir totalmente en relación con él— abre un espacio nuevo a la experiencia humana, en el que podemos entrar…. La fe cristiana es fe en la encarnación del Verbo y en su resurrección en la carne; es fe en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia” (cf. LF, 18).

El obispo riojano expresó que la fe es apertura a Dios y a los demás, lo que implica evitar toda actitud de autorrefencialidad que nos pone en el centro a nosotros y no a Dios. En palabras del Pontífice: “aunque obedezca a los mandamientos, aunque haga obras buenas, se pone a sí mismo en el centro, y no reconoce que el origen de la bondad es Dios… Se cierra, aislándose del Señor y de los otros, y por eso mismo su vida se vuelve vana, sus obras estériles, como árbol lejos del agua” (LF, 19).

 

Transformación interior

También recordó que, desde esta encíclica se insiste en que la nueva lógica de la fe está centrada en Cristo, y es esa fe la que nos salva porque en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma desde dentro.

Braida dedicó unas palabras a la comunidad que tiene fe y quiere seguir creciendo en la fe. Pidió dejarse llenar por la presencia de Dios, para que su Palabra llegue a los corazones y, podamos renunciar a nosotros mismos y sea Él el centro de nuestra vida y pueda obrar en cada uno. Con esta novena se inicia un tiempo de oración, de conversión, de sanación y transformación interior.

El obispo manifestó que hoy en día hay muchas personas necesitadas de ayuda, ser acompañadas en su pobreza, personas solas, o angustiadas,  presas de alguna adicción, personas sin trabajo o carentes de salud. Personas que no encuentran el sentido o rumbo en sus vidas. Cada uno como creyente tiene que salir de uno mismo y abrirse a escuchar, comprender y tender una mano porque justamente esa fe es la que se  expresa en la caridad concreta y en hechos solidarios.

Caminar juntos

Indicó que la verdadera fe abre el caminar con otros, a vivir como familia, como hermanos y hermanas, formando comunidades de vida. Por eso, “es una hermosa expresión de fe cuando una familia crece unida, orando y compartiendo la vida cotidiana”; cuando se fortalecen los lazos entre los agentes de pastoral de una parroquia y entre los distintos grupos que la integran.

“Es un signo de fe cuando los sacerdotes trabajan unidos junto con su obispo, y se ayudan mutuamente expresando la ‘radical forma comunitaria’ que tiene el ministerio ordenado (Pastores dabo vobis, 21), y cuando la Vida Consagrada, con sus distintos carismas, camina en estrecha comunión eclesial porque la fe siempre nos abre a Dios, a caminar con otros y al servicio misionero permanente.

Pidió, finalmente, que el patrono de la diócesis, San Nicolás, los ayude a profundizar en el camino del creyente, y a descubrir cómo podemos vivir la fe, con fidelidad y alegría, en estos tiempos.

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