A partir de mañana, el sustituto de la Secretaría de Estado explicará, en el Tribunal Superior de Justicia del Reino Unido, la estafa que sufrió la Santa Sede
El caso Becciu llega a la justicia británica. A partir de mañana, el sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Edgar Peña Parra, comparecerá como testigo ante el Tribunal Superior de Justicia del Reino Unido para dar cuenta que cómo se ejecutó la compraventa de un edificio en la Sloane Avenue del Londres. Se trata del inmueble epicentro del juicio vaticano que acabó hace ocho meses con la primera condena de un cardenal en la historia de la Iglesia por malversación junto a otros ocho acusados.
Este nuevo proceso judicial arrancó el 24 de junio, tras la demanda presentada 2020 por Raffaele Mincione, un gesto financiero que se encuentra entre los condenados por la Santa Sede. Al parecer, objetivo de Mincione con este procedimiento radica en conseguir corroborar que la transacciones realizadas en torno al edificio se habían realizado de “buena fe”. Esta versión contrasta con las tesis de Secretaría de Estado, que siempre ha mantenido y mantiene que de infló el precio del inmueble. “Todo fue un absoluto engaño”, llegó a afirmar Peña Parra en una comparecencia pública hace un año.
El sustituto de la Secretaría de Estado acude a Londres como representante de la Santa Sede. Por su parte, los abogados de la Secretaría de Estado, Charles Hollander, Samar Abbas Kazmi, James Bradford y Jagoda Klimowicz, tienen preparada una declaración de más de 80 páginas.
En el documento que han preparado los letrados se recuerda que Mincione “a pesar de afirmar que actuaba como agente de la Secretaría de Estado en transacciones relacionadas con la propiedad en cuestión del presente proceso, fue parte de la conspiración criminal utilizando medios ilícitos (junto con Mincione y otros) para defraudar a la Secretaría de Estado”.
El informe de los abogados exponen con detalle cómo fue el proceso judicial llevado a cabo en la Santa Sede. Aunque admiten que “muchas de las cuestiones que son objeto” del proceso penal en el Vaticano “no son admisibles” en el proceso civil en Londres, pero se invita, no obstante, a tenerlas en cuenta.
Sobre el conocimiento que Peña Parra pudo tener de la operación cuando ya se encontraba en Roma, los abogados explican que fue “muy limitado” y concentran precisamente toda la responsabilidad de la compraventa en Mincione.