“Me sentí totalmente engañado”. Con estas palabras se expresaba ayer el sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Edgar Peña Parra. El diplomático vaticano compareció en calidad de testigo ante el Tribunal Superior de Justicia de Reino Unido para aclarar en qué condiciones se desarrolló la compraventa del edificio de Londres que se convirtió en el epicentro del ‘caso Becciu’, el escándalo financiero que destapó el mayor caso de malversación en la historia reciente de la Iglesia.
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Dos horas y media. Es el tiempo que Peña Parra, permaneció ayer por la tarde respondiendo las preguntas de Charles Samek, el abogado de Raffaele Mincione, uno de los condenados en el proceso que ya cerró el Vaticano y que culminó con la primera sentencia en contra de un cardenal -Angelo Becciu- por fraude. Mincione presentó una demanda hace cuatro años para intentar justificar que actuó acorde a la ley cuando realizó esta operación inmobiliaria. Está previsto que el interrogatorio a Peña Parra continúe hoy por la mañana.
Atrapados por la situación
Durante su alocución, el sustituto de la Secretaría de Estado relató con detalle la “triste historia de corrupción” que se vivió en el seno del Vaticano. “¿Cómo se debe comportar uno con este tipo de personas? Hasta el final fueron mentiras y engaños. Estábamos atrapados debido a la situación”, llegó a afirmar Peña Parra durante el interrogatorio.
El edificio londinense, epicentro de la trama del ‘caso Becciu’
En el transcurso de su comparecencia, se le llegó a preguntar hasta qué punto el papa Francisco estaba al corriente de todas estas gestiones irregulares. “Veo al Santo Padre todos los martes… La información, repito, fue una nota únicamente para explicarle al Santo Padre lo sucedido en la Secretaría de Estado”, aclaró.
