La Iglesia colombiana estuvo de fiesta por los 100 años de camino misionero tras celebrar la edición 13 de su Congreso nacional en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá con la participación de más de 1800 personas.
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El cardenal filipino Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización de la Santa Sede, encabezó los festejos y, además, presidió la misa de clausura para recordar a la feligresía colombiana la importancia de ser discípulos misioneros.
“Como peregrinos de la fe en el mundo debemos seguir continuamente evangelizados mientras evangelizamos a los demás por la acción del Espíritu Santo. Todos los seres humanos somos peregrinos en esta tierra, en muchas culturas la vida se representa a menudo como una peregrinación”, remarcó el cardenal Chito.
Pionera en el mundo
Colombia es pionera como organizadora del Congreso misionero, cuando en 1924 se celebró la primera edición en el país y en todo el mundo, por eso, en el centenario adoptaron el lema “¡En la Iglesia misionera, Colombia de primera”.
Durante tres días de jornada, los participantes rezaron, bailaron, compartieron en conversatorios y en grupos de trabajo en torno al camino misionero en 100 años de historia, iniciado por Laura Montoya, primera santa colombiana y fundadora de la Congregación Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, conocidas como las Lauritas.
Francisco Múnera, arzobispo de Cartagena y recién electo presidente del Episcopado, se estrenó durante esta apuesta. En la apertura, animó a todos a recoger la cosecha para comprometerse a llevar semillas para sembrarlas en el corazón de nuestras familias, de nuestras parroquias, de nuestras diócesis, para que renazca con fuerza el ardor misionero”.
Mientras que el cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, propuso tres claves misioneras: Sentirse amados por Dios, seguir el estilo de Jesús y guiarse por el Espíritu Santo”.
Sin miedo a evangelizar
Desde la arquidiócesis de Bogotá hicieron un balance de la jornada: “Se veían rostros de muchos jóvenes, también de personas adultas, religiosos y religiosas, delegaciones de laicos, grupos de nuestras culturas indígenas, medios de comunicación y la más alta jerarquía de la Iglesia colombiana”.
Destacaron que como peregrinos de la fe en el mundo “debemos ser continuamente evangelizados mientras evangelizamos a los demás” como también a “perder el miedo a ser evangelizadores”.
El llamado es a anunciar la buena noticia de lo que “ha hecho Jesús en nuestra historia, se trata de una actividad humana cotidiana, nadie necesita formación profesional para compartir las noticias buenas que Dios hace en nuestra vida”.
“No cabe duda que el espíritu misionero se prendió de nuevo, por algo se cumplieron 100 años que van dando frutos”, apostillaron.