Dentro de sus proyectos de formación, la Fundación Pablo VI apuesta por el Máster de formación permanente en Liderazgo Humanista para América Latina y el Caribe. De la mano de la Universidad Pontificia de Salamanca, esta iniciativa, cuya matrícula está abierta, busca ofrecer herramientas para quienes están llamados a tomar las riendas del continente al estilo de la Doctrina Social de la Iglesia, lo que es lo mismo, al servicio del bien común poniendo la dignidad humana en el centro. Al frente, como directora de este Máster, Marta Pedrajas.
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PREGUNTA.- Educar para un liderazgo humanista. ¿Es porque hay demasiado líder ‘deshumanizado’ al frente, lo mismo de empresas que de instituciones públicas?
RESPUESTA.- En el contexto actual hay unos valores predominantes que están impregnando todas las esferas de la sociedad y la vida de las personas. Básicamente es la búsqueda del prestigio, el poder la riqueza, cuando este tipo de motivaciones orientan el estilo de dirección y las decisiones de los líderes, se impregna a toda la organización y a la sociedad. Así lo encontramos en muchas empresas, en las instituciones públicas, en la vida privada de las personas e incluso en alguna parte de la Iglesia. Tampoco es algo nuevo, ya lo decía Aristóteles en el siglo IV antes de Cristo, que la felicidad no la da el honor, el placer o la riqueza. Y muchos siglos después, nos encontramos en la misma batalla. Por tanto, es preciso proponer aquellos valores que sí humanizan, poner a las personas en el centro, generar la cultura del encuentro, el servicio a los demás, orientar nuestras instituciones al bien común. Estos principios, valores y estas técnicas de liderazgo es lo que vamos a aprender en este Máster.
En el lugar del otro
P.- En un tiempo de individualismo, de consecución de metas personales, la Iglesia apuesta por un liderazgo sinodal, en equipo. ¿No es una apuesta contracorriente?
R.- Totalmente contracorriente, pero todo el Evangelio es contracorriente. Frente al mundo individualista, utilitarista, frente a la cultura del descarte… la Iglesia propone la cultura del encuentro, el bien común como guía de la sociedad, los valores de la solidaridad y la subsidiariedad para el trabajo en las instituciones, el diálogo para la gestión de equipos. Y sobre todo, un liderazgo de servicio, de situarse en el lugar del otro, del que está en las periferias, ir a los últimos. Y desde ahí construir nuevas comunidades, sociedades e instituciones bajo los principios del servicio, del encuentro y del bien común.
P.- ¿Qué tiene América Latina que enseñarnos al resto del mundo en lo que al sentido de la comunidad y la corresponsabilidad se refiere?
R.- América Latina es una región con unos valores cohesionados, con unas alianzas familiares, sociales y comunitarias, que impregnan toda la región y que le han permitido sobrevivir a auténticos desafíos políticos, económicos, sociales. Ha sobrevivido a las peores dictaduras, a crisis económicas y sociales muy difíciles. Y aún sigue sufriendo gravemente por la desigualdad, la informalidad, la falta de buena gobernanza, de malnutrición, la baja calidad en servicios públicos, etc. Pero lo bueno y esperanzador es que la base la tiene bien construida, los valores del bien común están asentados en la sociedad, y eso permite construir el edificio. La base son estos valores de la familia, de la comunidad, de Iglesia, que es mucho más presente y sinodal en este continente que en ningún otro. Todos debemos aprender de esta América Latina y del Caribe, y mejorar lo que no funciona, para pueda progresar y desarrollarse con todo su esplendor.
Un Papa como modelo
P.- Supongo que, al hablar de liderazgo humanista, resulta inevitable hablar de Francisco. ¿Qué rasgos a imitar tiene este papa como líder?
R.- Francisco es un Papa comprometido, valiente, coherente, que lidera con el ejemplo. Igual que va a Lampedusa a denunciar el trato a los inmigrantes, vuelve en el avión con 12 familias inmigrantes. Igual que dice a la Iglesia que hay que ir a las periferias, es quien ha viajado a Congo, República Centroafricana, Sudán del Sur, ahora va a Singapur, Fidji… No es lo sólo lo que dice, si no lo que hace. Esto es un modelo a seguir para todos. Y es capaz de leer el mundo actual con una mirada nueva, desde lo alto, desde lo profundo, y ahí tomar decisiones de cambio, que generen caminos de esperanza a la sociedad. Claro que es un líder, porque hace lo que enseña, y porque ilusiona con su ejemplo.
P.- En la era del máximo retorno económico y de la optimización de los recursos al menor coste posible, ¿no es una proclama ‘antisistema’ el hecho de que el Papa diga que ‘el verdadero poder es el servicio’?
R.- Si, es un poco lo que ya hemos dicho. Lo dice el Papa porque lo dice el Evangelio, todo es antisistema: ama al enemigo, pon la otra mejilla, carga con tu cruz.. Quien quiera ser vuestro amo, que sea vuestro servidor. Y les lavó los pies en la última cena. ¿Qué supone esto para el mundo actual? Un mensaje contracorriente, pero curiosamente, es la que da sentido a la vida, que llena de felicidad, que genera esperanza en los cansados y abatidos. Todos lo que han tenido esta experiencia de servicio, te dirán que es mucho mejor dar que recibir. Porque sin esperarlo, recibes el ciento por uno, es cierto. Pero hay que saber también como ejercer ese servicio del Evangelio, cómo transmitirlo en tus equipos, en tu entorno, en tu sociedad. Esto se enseña también en este Máster.
P.- ¿Se puede considerar ‘Fratelli tutti’ como una hoja de ruta para el líder del siglo XXI?
R.- Fratelli Tutti es un documento espectacular. Nacido en el momento de la pandemia, hace un análisis muy serio y profundo del mundo actual, al que califica de vivir bajo las “sombras de un mundo cerrado”, con líderes inseguros y sociedades con miedo que se encierran en sí mismas. Pero no solo se queda en el diagnóstico, lo bueno de Fratelli Tutti es que ofrece soluciones, nos dice cómo debe ser la política basada en el servicio, como crear la cultura del encuentro, como educar para una nueva civilización del amor. Es la cultura del encuentro, que crea amistad social. Todos estos principios los aprenderemos y los pondremos en práctica en este máster, para transformar las comunidades y sociedades en las que trabajamos y vivimos.