Sin vínculos con el profesor y director investigado del Centro de Orientación Familiar, este usuario relata las prácticas que realizaron con él en 2022 cuando ya era mayor de edad
“Tres sacerdotes me mandaron al centro de las terapias de conversión cuando les dije que era gay en el confesionario”, es la denuncia que hace una víctima del Centro de Orientación Familias (COF) Mater Misericordiae de Valencia. El diario Levante-EMV recoge su testimonio en plena investigación del arzobispado tras conocerse que su director está acusado de tratar de aplicar “terapias de conversión” a homosexuales a través del uso de fármacos y terapias específicas.
Los hechos habrían sucedido en 2022, cuando era un adolescente y cursaba 3º de ESO, y comienza a cuestionarse el rechazo de la Iglesia al matrimonio homosexual. Entonces, durante el sacramento de la reconciliación, el confesor le comenta: “Hay un centro aquí en València que da ayuda a chicos como tú. Tú aún eres muy joven y te puedes salvar”.
Antes de acudir al COF, ya como mayor de edad, donde había otros 50 jóvenes como él, según su testimonio; fue a confesarse a otras parroquias recibiendo la misma respuesta de tres sacerdotes diferentes. “Tú tienes un problema muy grande ¿Quieres arreglar esto?”, le cuestionó otro sacerdote. Si bien su caso no fue llevado en el COF por el director denunciado, relata el secretismos y opacidad de las sesiones del centro. “Como saben que están bordeando la legalidad ellos nunca te dicen que lo que hacen son terapias, y las comunicaciones nunca son con un correo electrónico corporativo”, apunta en el periódico.
Según este testimonio, “En ningún momento te hablan de curar la homosexualidad, porque para ellos la homosexualidad no existe. Te explican que la homosexualidad es una herida de la infancia, provocada generalmente por un padre ausente y una madre dominante, y que las personas homosexuales son personas altamente sensibles”. En otro momento relata que “cuando salí del COF me sentía fatal conmigo mismo… Me odiaba. Entonces recordé que a mí siempre me han dicho que Dios está en las cosas buenas y bellas, en las que te hacen bien. Por tanto, si aquello me hacía sentir tan mal, es que eso no es de Dios”, y por ello sigue participando en su parroquia aunque lamente que nunca podrá “disfrutar de mi fe con la persona que quiero…”.