La Iglesia católica en Estados Unidos está a unos días de vivir su Congreso Eucarístico Nacional, un evento al que se le ha dado una gran relevancia por ser el primero celebrado después de medio siglo. Este congreso es el culmen del llamado Avivamiento Eucarístico Nacional, tres años de preparación a nivel diocesano en torno a Jesús Eucaristía.
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Dada la relevancia, el papa Francisco se ha hecho presente en varias ocasiones, una de ellas fue al conceder en mayo pasado la indulgencia plenaria a los fieles que participen en la Peregrinación Eucarística Nacional, que aún se encuentra en marcha a través de varios contingentes que partieron desde los cuatro puntos cardinales de la Unión Americana el domingo de Pentecostés 2024, y que concluirá el 17 de julio, cuando inicie el Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de Indianápolis, capital del estado de Indiana.
Ahora, el Pontífice se hace presente de nueva cuenta en el Congreso Eucarístico Nacional, a través de una carta dirigida al cardenal Luis Antonio G. Tagle, pro-prefecto de la Sección para la Primera Evangelización y Nuevas Iglesias Particulares del Dicasterio para la Evangelización de la Santa Sede, enviado especial que celebrará la misa de clausura del congreso el 21 de julio.
Un pueblo animado por Jesús Eucaristía
En la carta, escrita en latín y fechada el 9 de julio, el Papa expresa su alegría por la celebración del Congreso Eucarístico Nacional en los Estados Unidos de América y formaliza la participación del cardenal Tagle como su representante en el congreso.
El Santo Padre confió en que todos los participantes del congreso serán animados para que, “unidos a Jesús en el Santísimo Sacramento de nuestra Redención, tengan plena conciencia de los dones universales que reciben del alimento celestial y puedan impartirlos a los demás”.
A través de su enviado especial, el papa Francisco también envía saludos al cardenal Timothy Broglio, presidente de los obispos de Estados Unidos, a los presbíteros, a los religiosos y a los fieles, así como a las las autoridades públicas.
“Fomentarás -le recuerda su misión al cardenal filipino- un culto más intenso de la Eucaristía y al mismo tiempo expresarás nuestra buena voluntad a todos los participantes. Pero ahora deseamos que los fieles, refrescados con el alimento celestial, puedan alcanzar prosperidad espiritual”.
Añadió el Pontífice: “Estamos seguros de que el sagrado misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo seguirá ocupando un lugar visible en todas las iglesias del mundo; una y otra vez fijamos en él nuestra mirada, en la que, esperando la multitud de las misericordias de Dios, rogamos durante días a Dios que tengamos alguna parte con los santos apóstoles y mártires nacidos en el cielo”.
Y concluyó: “Rogamos a Dios todopoderoso que cumplas diligentemente el deber que se te ha confiado, para que los pastores y los fieles sean enriquecidos por el Señor con muchas gracias. Sé el conciliador de la verdad celestial de los dones y sé la bendición que te impartimos, Venerable Hermano Nuestro, de muy buena gana en el Señor, y que deseamos extender a todos los reunidos”.