Vaticano

Francisco: “Escuchar los sufrimientos y las alegrías de las mujeres es una manera de abrirnos a la realidad”

El Papa firma el prefacio del libro ‘Mujeres y ministerios en la Iglesia sinodal’





El papa Francisco ha firmado un nuevo prefacio. Y no se ha dejado ningún tema sensible en lo que tiene que ver con las mujeres en la Iglesia: desde su papel hasta los ministros ordenados, la sinodalidad, el drama de los abusos, el clericalismo y el ejercicio distorsionado del poder dentro de la Iglesia.



El libro en cuestión, ‘Mujeres y ministerios en la Iglesia sinodal’ (Ed. Paulinas) ha sido escrito a cinco manos por tres mujeres y dos cardenales: la salesiana Linda Pocher, profesora de Cristología y Mariología en el Auxilium de Roma y que es ya una habitual en las reuniones del Consejo de Cardenales; Jo B. Wells, obispa anglicana; Giuliva Di Berardino, consagrada del Ordo Virginum de la diócesis de Verona, liturgista, profesora y responsable de cursos de espiritualidad y ejercicios espirituales; Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general del Sínodo; y Seán Patrick O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores.

En el prefacio, publicado íntegramente hoy por L’Osservatore Romano, el Papa basa su reflexión en uno de los presupuestos clave de su pontificado: “La realidad es más importante que la idea”. Es el mismo principio –y Francisco dice estar satisfecho de ello– que guía “el programa propuesto por la hermana Pocher para la formación del Consejo de Cardenales sobre el tema de la mujer en la Iglesia, también en relación con una cuestión tan importante y delicada como la de los ministerios en la comunidad eclesial”.

Papa Francisco firmando un documento

“Abrirnos a la realidad”

El tema tras el que se esconde “un cierto sufrimiento de las comunidades eclesiales respecto al modo de entender y vivir el ministerio no es una realidad nueva”, subrayó el Papa, destacando cómo “el drama de los abusos nos ha obligado a abrir los ojos ante la lacra del clericalismo, que no afecta sólo a los ministros ordenados, sino a un modo distorsionado de ejercer el poder dentro de la Iglesia en el que todos pueden caer: también los laicos, incluso las mujeres”.

“Escuchar los sufrimientos y las alegrías de las mujeres es ciertamente una manera de abrirnos a la realidad”, señala Francisco. “Escuchándolas sin juzgar y sin prejuicios, nos damos cuenta de que en muchos lugares y en muchas situaciones sufren precisamente por la falta de reconocimiento de lo que son y de lo que hacen y también de lo que podrían hacer y ser si tuvieran el espacio y la oportunidad”.

Por ello, Francisco invita a mirar la realidad más que las ideas, para evitar caer en la “trampa” en la que la propia Iglesia ha tropezado a menudo durante la época moderna: la de “considerar más importante la fidelidad a las ideas que la atención a la realidad”.

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