Jesús María Amilibia: “No hay bótox para las arrugas interiores”

El escritor Jesús María Amilibia

El maestro Amilibia, columnista impenitente y el mejor entrevistador de la prensa española, publica ‘Arrugas interiores’ (Almuzara). Se trata de una autoficción sobre el paso del tiempo y la necesidad de sonreír ante lo inevitable: la vejez. Un estado “de la materia” –como él mismo lo define– que solo se puede abordar como él sabe: con rabia, ironía, enfado, cinismo… y mucho humor. Sobre estas páginas, su gran amigo Fernando Sánchez Dragó dijo: “Querido amigo: solo puedo odiarte, con todo mi cariño, porque este es el libro que yo hubiera querido escribir”.



PREGUNTA.- ¿Qué encontramos en ‘Arrugas interiores’?

RESPUESTA.- La soledad, el miedo, la ira, la melancolía, el cabreo… Todos los sentimientos que el viejo (yo al menos) guarda en su interior. Las arrugas interiores son más difíciles de eliminar que las exteriores. No hay cirugía plástica ni bótox para esas arrugas.

Vejez que esclaviza

P.- Cuenta que Quino le dijo que la vejez es como un golpe de Estado fascista…

R.- Quino quería decir que, como en un golpe fascista, la vejez hace desaparecer casi todos los placeres que hacen la vida más agradable: los relacionados, sobre todo, con la libertad. La vejez nos hace esclavos de nuestros propios terrores y manías, de nuestras obsesiones.

Cuerpo y cabeza

P.- Aunque lo peor de la vejez es que su cabeza sigue siendo joven…

R.- Sí, se produce una dicotomía: la cabeza siente deseos que el cuerpo no es capaz de cumplir. Hay una especie de divorcio entre el cuerpo y la cabeza. La cabeza puede mantenerse joven. El cuerpo, no, al menos de momento.

Humor e inteligencia

P.- Menos mal que, al menos, mantiene vivos los cabreos, ¿no?

R.- Los cabreos son indispensables para mantenerte vivo. Cuando lo aceptas todo sin más y te resignas, ya estás muerto. Me cabrea mucho la estupidez humana, empezando por la mía. Y más: las bicis y los patinetes por las aceras, los tópicos y los políticos en general. Carecen de sentido del humor, lo que es tanto como decir de inteligencia. Se escudan en la gravedad, la solemnidad. (…)

P.- “Estoy obsesionado con la muerte”. ¿Se prepara para ese momento o prefiere eludirlo?

R.- Trabajo en ello constantemente para tratar de curarme el pánico. La gran victoria es perder el miedo a la muerte. (…)

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