Vaticano

El desafío irónico del papa Francisco: “Hay que duplicar el número de religiosos”

  • “La ambición y la envidia son una plaga en la vida consagrada”, señala el pontífice en un encuentro con seis congregaciones religiosas
  • Jorge Mario Bergoglio invita en una audiencia en el palacio apostólico a intensificar “la oración del corazón, no la de los loros”





Mirando al futuro. Así arrancó la audiencia que esta mañana mantuvo el Papa Francisco con los religiosos pertenecientes a seis institutos de vida consagrada que celebran en estos días sus capítulos generales o provinciales. “¿Cuántos novicios o novicias tienen?”, lanzó el pontífice nada más empezar, que hizo recuento entre unos y otros: 17, 12…  “¿Y cómo lo hacen?”, bromeó, para, a renglón seguido, lanzarles un desafío: “Tenemos que duplicar los números”.



Este fue el punto de partida coloquial para el encuentro mantenido en el Palacio Apostólico Vaticano con los consagrados de los clérigos de San Viatore, clérigos Regulares Menores (Caracciolini), Orden de los Mínimos, hermanas Agustinas del Divino Amor, hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón y la Provincia de Cristo Rey de los Misioneros de San Antonio María Claret.

No a las luchas internas

“En vuestra variedad, sois imagen viva del misterio de la Iglesia”, apreció Francisco, que llamó a los presentes a trabajar por dar “toda su luz en el mundo” y no entretenerse en “luchas internas”. Con esta premisa, instó a los presentes a fortalecer dos rasgos de su consagración: la belleza y la sencillez.

El papa Francisco, durante la audiencia con religiosos

Francisco reivindicó el concepto de belleza, no solo vinculada a  sus “manos recogidas en oración en momentos de intimidad con el Padre” y en “su corazón lleno de compasión”, sino también cuando tienen “ojos ardientes de celo cuando denuncia la injusticia y el abuso” y “pies callosos, marcados por las largas marchas con las que llegaba incluso a las periferias más desfavorecidas y marginadas de su tierra”.

Creatividad y profecía

En este sentido, puso en valor cómo los diferentes fundadores fueron capaces de escribir “páginas maravillosas de caridad concreta, valentía, creatividad y profecía, entregándose al cuidado de los débiles, de los enfermos, de los ancianos y de los niños, en la formación de los jóvenes, en el anuncio misionero y en el compromiso social”. “Estas páginas hoy os son confiadas, para que continuéis la obra que ellos han comenzado”, remarcó Jorge Mario Bergoglio a los padres y madres capitulares con el fin de ser “un espejo claro del rostro de Dios”.

En relación a la sencillez, les compartió que “el amor de Dios es simple y su belleza es simple, no es una belleza sofisticada”. En este sentido, animó a los responsables de las congregaciones a “despojaros de cálculos, de ambiciones”. “La ambición y la envidia son una plaga en la vida consagrada”, añadió, con una alerta adosada sobre “la rigidez y cualquier otra tentación vinculada a la autorreferencialidad”.

Junto a estos consejos, también subrayó la necesidad de dar sentido a la obediencia desde la ternura e intensificar “la oración del corazón, hablando con el Señor y dejando que el Señor nos hable a nosotros”. “Pero la oración del corazón: no la de los loros”, remarcó con ironía.  

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