Tras la denuncia en los medios de comunicación, el Vaticano abrió una investigación que ha finalizado con la prohibición a los religiosos de ejercer el ministerio sacerdotal en Nueva Zelanda
El obispo de Christchurch (Nueva Zelanda), Michael Gielen, ha expulsado de su diócesis a una comunidad religiosa tradicionalista tras una visita apostólica. Así lo informaba, tal como recoge Katholisch, él mismo por medio de una carta pastoral en la que detallaba que los Hijos del Santísimo Sacramento abandonarían el territorio y que les había retirado toda autoridad para ejercer su ministerio sacerdotal en la diócesis por practicar exorcismos sin autorización.
En su carta, Gielen señala que la decisión se ha tomado tras las recomendaciones que le hizo el Vaticano tras la visita del obispo australiano Robert McGuckin después de que saltase a los medios de comunicación locales que la comunidad habría practicado exorcismos no autorizados en los que “al menos siete personas, incluidos menores, quedaron traumatizadas”.
Por su parte, la orden religiosa negó en todo momento las acusaciones expuestas por los medios de comunicación. Por su parte, la diócesis aseguró al programa Newshub –el primero en exponer el caso– que el predecesor de Gielen, Paul Martin, solo aprobó los exorcismos en dos casos.
El pasado mes de noviembre, a petición de Gielen, el Vaticano encargó al obispo emérito de Toowoomba, Australia, Robert McGuckin, que investigara lo ocurrido. Una investigación que, a pesar de las negativas de los religiosos, ha acabado en la decisión de expulsarles.