El arzobispo de Santa Fe, John Wester, ha lanzado una acusación en torno al secretismo con el que se han producido una serie de despidos en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Una denuncia que ha levantado todo tipo de teorías de la conspiración entre el episcopado estadounidense ya que todas las bajas son del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo.
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El efecto Francisco
“Estoy convencido, con el debido respeto, de que están tomando discretamente medidas extraordinarias para recortar nuestro sagrado compromiso con el bienestar social” ha señalado el prelado de Nuevo México, según recoge la agencia KNA. Gran defensor de los mensajes de Francisco, el obispo Wester ha denunciado que el plan de reducción de costes de la Conferencia Episcopal contempla echar a unas 12 personas, la mitad del departamento social.
El prelado ha mostrado su “disgusto” por este hecho y ha confirmado que en la asamblea plenaria de primavera, reunida en Louisville, no se informó al respecto, ya que se ha hecho “sin un proceso que implique consulta o transparencia”. Desde Crux ha respondido Michael Fuller, secretario general del episcopado, señalando que “se trataba de cuestiones de personal, cuyos detalles no podían compartirse con la asamblea plenaria” a la vez que aseguraba que el “compromiso de la conferencia de trabajar y defender a los pobres se mantendrá” aunque no haya tanto personal.
También el arzobispo de Hartford, Christopher Coyne, señaló que está “muy decepcionado, sobre todo porque trabajar por la paz y la justicia social es una de las prioridades del papa Francisco”. Incluso este obispo no descarta que se trata de “un complot” tradicionalista frente al “efecto Francisco”. El arzobispo de San Luis, Mitchell Rozanski, también se ha unido a los críticos con la medida.