‘Joven, a ti te digo: ¡Levántate!’. Bajo esta consigna están reunidos en Asunción, la capital del territorio paraguayo más de 120 jóvenes latinoamericanos que participan eclesialmente como responsables nacionales en la pastoral juvenil de cada uno de sus países, desde el 15 y hasta el 20 de julio.
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Además de los referentes de la Iglesia paraguaya, el cardenal Adalberto Martínez Flores y el nuncio apostólico Vincenzo Turturro, los participantes recibieron a miembros de las delegaciones del Vaticano, de Corea y de Portugal.
Representantes de juventud de todo el continente centrarán sus reflexiones en las realidades de las distintas regiones, los desafíos y el compromiso que necesita un continente que mira hacia el futuro. Para este momento, cuentan con los aportes de Lucio Adrián Ruiz, secretario para el Dicasterio de la Comunicación, y de Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, que desarrollarán las exposiciones centrales de estas jornadas de celebración y análisis.
El Papa, presente
El papa Francisco quiso mostrarse cercano a los jóvenes que están en Asunción. Les manifestó que le dio gusto saber que durante el encuentro iban a trabajar sobre el “discernimiento espiritual comunitario” como un modo de “conversión en la práctica pastoral”. Confía en que esto los haga capaces de identificar los desafíos y oportunidades que enfrentan con la ayuda del Espíritu Santo.
Asimismo, espera que para acercarse mejor a la realidad social, económica y cultural de los jóvenes latinoamericanos y caribeños todas las voces deben ser escuchadas, reconocidas y valoradas.
“Ustedes son el presente. iSean valientes! Los animo a aferrarse fuerte de sus raíces e ir adelante sin miedo. Busquen la unidad entre todas las diferencias”. Agregó que espera que trabajen por la justicia que hace a la paz efectiva y duradera, que edifiquen el bien común y que fecunden la felicidad de la Patria Grande tan propia de los pueblos latinoamericanos para seguir acrecentando el Reino de Dios.
Finalmente, les aseguró que rezará por ellos, y les pidió que recen por él, antes de pedir la bendición de Jesús y el cuidado de la Virgen de los Milagros de Caacupé.