Menos de 24 horas después de que trascendiera que el sacerdote carmelita e historiador Teófanes Egido había sido ingresado en estado grave en el Hospital Clínico de Valladolid tras sufrir una hemorragia cerebral, la provincia ibérica Santa Teresa de Jesús de los carmelitas descalzos ha confirmado su fallecimiento este 17 de julio de 2024, al día siguiente de la celebración de la Virgen del Carmen. Profesó con el nombre de José de Jesús María y en su obituario oficial se define al conocido historiador el los siguientes términos: “Teófanes fue ante todo un fraile, un fraile ilustrado”.
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Apasionado de la historia y el humanismo
Nacido en Gajates, Salamanca –no lejos de Alba de Tormes–, en 1936 y en 1947, a los 11 años, ingresó en el Seminario carmelitano de Medina del Campo, en Valladolid. Con 15 años, en 1951, comienza el año de noviciado en Segovia y entre 1952 y 1955 estudia filosofía en Ávila y entre 1955-1959 teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Se ordenó en Madrid, completó sus estudios de historia en la facultad de Filosofía y Letras de la universidad vallisoletana y servirá como capellán castrense en Melilla. Acabado el servicio militar comienza su larga trayectoria docente, 1967-2001, como profesor de Historia moderna, Catedrático de Historia Moderna desde 1989, sin buscarlo.
Como historiador se especializó en el siglo XVI, siendo quien documentó el linaje judeoconverso de santa Teresa de Jesús a través de sus investigaciones en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid donde analizó un pleito de hidalguía del que a mediados del siglo XX se hizo eco el escritor y académico Narciso Alonso-Cortés, según recoge la agencia Efe. De ese siglo estudia también a Martín Lutero siendo el responsable del inicio de las investigaciones del reformador en el mundo hispánico ya que tradujo sus obras. También estudió otras figuras como Erasmo de Rotterdam, san Juan de la Cruz, Carlos V o Felipe II y fenómenos como la inquisición o la figura de San José.
Para sus hermanos carmelitas ha sido un “espíritu crítico e independiente, poco dado a seguir el dictado de modas efímeras”, un “individualista rebelde” o un “pionero” en muchos campos de la historia. Fue también cronista oficial de Valladolid, entre 2001 y 2018, es Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades en 2020 “por su permanente y brillante dedicación a la docencia e investigación histórica, que ha proporcionado a la historiografía del siglo XVIII hispano unas vanguardistas líneas de investigación con una especial incidencia en la historia de las mentalidades”.