Misiones Salesianas pone en marcha una campaña de emergencia para hacer llegar a la población agua, alimentos y productos de primera necesidad
La región de Tigray ha vivido durante dos años una intensa guerra que ha obligado a huir de esta zona del norte de Etiopía a más de tres millones de personas. Ahora, tras el devastador conflicto el 91% de la población sufre las consecuencias de una hambruna. Por ello Misiones Salesianas ha puesto en marcha una una campaña de emergencia para ayudar a un región en la que más de 20 millones de personas necesitan ayuda básica para sobrevivir.
Antes de la guerra, el 3% de los hogares estaba en situación de necesidad para conseguir alimentos a diario. En la actualidad, el 60% de los hogares en Tigray sufre hambruna severa y la región se encuentra al borde de una catástrofe humanitaria nunca antes vista desde la hambruna de mediados de los años 80 del siglo pasado, denuncian desde Misiones Salesianas. “No hay comida, ni agua potable. Las escuelas están cerradas y muchas de ellas destruida y no tenemos un lugar seguro en el que dormir”, explica Alimayu, una joven madre con tres hijos, “pero gracia a la ayuda de los misioneros salesianos seguimos con vida porque nos dan agua, alimentos y papilla para los bebés”, añade.
Las consecuencias de la guerra y la sequía se han convertido en una combinación mortal para 9 de cada 10 personas en la región: mujeres embarazadas o con bebés, niños y niñas menores de cinco años y personas de mayor edad son la población más vulnerable. Ante la suspensión, hace meses, del reparto de comida por las organizaciones internacionales, los misioneros salesianos continúan con sus programas de reparto de harina, galletas, pan, una especie de papilla para los bebés y útiles escolares para miles de personas a diario, pero la ayuda es insuficiente y la población se muere de hambre. Con sus programas concretos con los que han atendido a más 100.000 personas de manera constante en este tiempo. En Adwa, por ejemplo, ofrecen alimentación diaria para 3.000 menores que sufren desnutrición, además de repartir pan para alrededor de 5.000 personas en los centros de desplazados, y en Shire llevan a cabo otro programa escolar que entrega pan cada mañana a 1.300 menores.