“La Iglesia debe educar a los laicos para que hagan política, pero no a la manera del mundo”. Este fue el llamamiento que compartió esta mañana Rocco Buttiglione en la ponencia que pronunció en la primera jornada lectiva del IX Diplomado Internacional de Doctrina Social de la Iglesia, promovida por la Academia de Líderes Católicos. La Saint John’s University de Nueva York acoge estas jornadas de formación, con la colaboración de ‘Vida Nueva’, que se extienden hasta el próximo 27 de julio y en la que participan 150 participantes de 22 países.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: Los goles al estilo ‘Fratelli tutti’
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Presidente de la Academia de Líderes, Buttiglione se mostró convencido de que “integrar a los pobres en el pueblo de Dios es condición de verdad de una condición social y una práctica cristiana de la política”. “El pobre no es un objeto de la administración pública, sino un sujeto con dignidad”, aseveró.
Populismos, polarización y corrupción
“La finalidad del político católico no puede ser el poder, sino transformar la realidad al servicio del bien común”, sentenció, dibujando un perfil que pasa por aglutinar “entrañas del pueblo y cabeza de clase dirigente”. En paralelo, alertó de los grandes desafíos que afronta hoy la sociedad y la clase política: los populismos, la polarización y la corrupción.
Con este marco de referencia, desveló que “me gusta mucho utilizar el término ciudadanía activa, en tanto que habla del ciudadano como político, comprometido de forma responsable con el bien común más allá de depositar el voto en una urna”.
El anuncio de Cristo
Buttiglione defendió que “la batalla cultural de los valores que algunos afrontan hoy no puede ser una defensa obsesiva”. “No quiero decir que no hay que librar batallas sobre los valores, puesto que yo mismo he librado muchas, con condecoraciones y heridas, pero ese no puede ser el único mensaje ni el punto de partida. Nuestro punto de partida ha de ser el anuncio de Jesucristo”.
Por otro lado, apuntó que “hoy es el momento de la confirmación de la fe de América Latina”, como refleja el hecho de contar con el primer Papa del continente: “Con Francisco, el Espíritu renueva la faz de esta tierra”. “Vivimos en un momento de cambio -expuso-, y nuestro eje para afrontarlo es hacerlo en diálogo con el magisterio del papa Francisco: muchos lo escuchan, pero no todos lo entienden”.
Hijo y pastor
“Detrás de la persona de Jorge Mario Bergoglio, está la historia de una Iglesia particular. De lo contrario no se le puede entender, porque fue hijo y pastor de esa Iglesia latinoamericana”, explicó, convencido de que hoy “la Iglesia se hace menos europea y más católica, y está llamada hoy a ser más misionera que antes”.
“Para entender al Papa Francisco hay que entender la experiencia eclesial de estas últimas décadas de la Iglesia latinoamericana”, añadió el que fuera ministro de Estado y vicepresidente de la Cámara de Diputados de Italia. En este sentido, apuntó que “pensar el magisterio de Francisco no es repetirlo, es acogerlo meditándolo en la oración ý confrontándolo con mi realidad”.
“Hay que purificar la religiosidad popular, pero no hay que ignorarla, ni mucho menos”, remarcó el presidente de la Academia de Líderes sobre este rasgo fundamental de la fe latinoamericana que Francisco ha puesto en valor a lo largo de su pontificado. Es más, remarcó cómo el elemento fundante de esta piedad popular que es Guadalupe goza de actualidad: “El diálogo entre Juan Diego y su obispo Juan de Zumárraga es un diálogo sinodal”.