Juan Carlos Bravo lleva dos años como el primer obispo de Petare, una jurisdicción eclesial erigida en 2021, sufragánea de la arquidiócesis de Caracas.
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En otrora bastión del chavismo, Petare sigue siendo uno de los sectores populares más poblados de Venezuela, ahora golpeado por la crisis. Su obispo se confiesa fiel seguidor de Jesús, el Evangelio y su Reino.
No tiene más opciones partidistas que la Iglesia y su servicio, por eso, “eso para mí está muy claro y yo vivo mi vida discipular con alegría, con entusiasmo y con gran sentido del humor”.
En medio de la incertidumbre, que se vive rumbo a las elecciones presidenciales a celebrarse este 28 de julio, es tajante en afirmar que “dentro en lo más profundo de todo el pueblo venezolano hay como un deseo de una esperanza de cambio”.
Por ello, considera que “ese sentido profundo de cambio la gente lo tiene que canalizar y concretizar en una opción política de votos” aún en medio de las adversidades.
Salir a votar
El prelado aseguró que “si no hay un cambio político en Venezuela, va a ser muy difícil que haya un cambio social, un cambio económico y un cambio que realmente transforme la vida del ser humano, y sea protagonista de su propia realización y su propia historia”.
En los últimos días, el presidente chavista a la reelección Nicolás Maduro ha dicho que de no ganar “habrá un baño de sangre”.
En ese sentido, la Iglesia ha fijado una posición: salir a votar masivamente. En eso coinciden los obispos y religiosos. También Bravo.
La única forma de salir del atolladero es el diálogo y “aunque mi opción no es política, creo la vida es de Dios” nadie puede arrogarse derechos sobre el resto, por tanto, corresponde a los políticos dirimir esas diferencias.
La decisión de un cambio o no – dijo el obispo – está en los venezolanos de un lado o de otro, “políticamente hablando, son lecciones que deben aprender los líderes políticos también en la vida comunitaria de cada día”.
Foto: EFE