La Arquidiócesis Primada de México trabaja en la atención espiritual de los enfermos en los hospitales y en sus familiares, algo que hasta hace poco tiempo parecía impensable por la negativa de las autoridades de salud a permitir el acceso de sacerdotes a los nosocomios, incluso cuando los mismos pacientes en peligro de muerte lo solicitaban.
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Para el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, Francisco Javier Acero, poco a poco esta situación está quedando atrás, y comienza a haber una mejor colaboración entre el gobierno y la Iglesia en cuanto a la atención espiritual en hospitales, incluso a los mismos doctores y enfermeras.
El obispo Acero sabe de lo que habla, pues antes de ser nombrado auxiliar del cardenal Carlos Aguiar Retes, fue fundador del Centro de Acompañamiento y Recuperación de Desarrollo Integral, que vela por el bienestar de los enfermos de escasos recursos y de sus familiares, en los hospitales públicos de la colonia Doctores de la capital del país.
Pieza clave en la organización de la visita del papa Francisco al Hospital Infantil ‘Federico Gómez’ en febrero de 2016, donde el Santo Padre se refirió a la importancia de la ‘cariñoterapia’, Francisco Javier Acero a lo largo de su ministerio ha sido testigo del dolor, el sufrimiento y la muerte en varios hospitales de la Ciudad de México, lo cual ha sido importante para dar sentido a su vocación como sacerdote.
La doble petición a los doctores mexicanos
Recientemente, el obispo de origen español, visitó el Hospital General La Villa (Ciudad de México) acompañado del sacerdote Joel Ortega, responsable de la Pastoral de la Salud en la Arquidiócesis de México, así como de un grupo de jóvenes misioneros de la Diócesis de Xochimilco que se encuentran en formación.
Tras consolar a los enfermos de dos áreas estratégicas del hospital, Terapia Intensiva y Columna, el obispo tuvo un encuentro con las autoridades del hospital, a quienes exhortó a trabajar juntos, Iglesia y gobierno, en los dos pilares de la democracia: bien común y fraternidad.
De manera particular, a los doctores y enfermeras los invitó a ser profesionales del humanismo y a custodiar la vida.
Detrás de cada caso hay una historia
Según una nota publicada por la Arquidiócesis de México, Acero destacó los avances de la ciencia para la atención de enfermedades, pero pidió no olvidar que detrás de cada caso siempre hay una persona.
“En un hospital, eso de ‘a mí no me toca’, es imposible; lo mismo querer salir a las tres de la tarde. Cuando uno es profesional de la humanidad no hay tiempo, no hay horas, hay personas, y tras la persona hay una historia, una familia. Lo primero es la humanidad. Cuenten con la Iglesia para ser profesionales de la humanidad”.
Y al referirse a la custodia de la vida, recordó que los galenos hacen el juramento de Hipócrates al inicio de sus carreras: “un juramento sagrado en el que se compromete a cuidar la vida, y esto significa, desde su concepción hasta la muerte. Hay que cuidar a los doctores porque son los primeros custodios de la vida. No podemos dictar leyes fríamente desde una curul cuando ni siquiera se ha visitado un hospital en un rancho. Nadie es quien para decidir cuándo se acaba una vida”, les dijo.